El buen inversor en tiempos de locura

El buen inversor recibe este baño de sangre como un regalo de Satoshi, porque nunca pierde de vista los principios inmutables de la economía –esos que garantizan el fracaso del dinero estatal–. Sus certezas son escasas, pero lo suficientemente firmes como para mantenerlo cuerdo en tiempos de locura.