Recuerdo…

Para muchos de nosotros, Bitcoin no es el futuro sino el presente. Lo usamos a diario, y lo seguiremos usando más allá de lo que opinen periodistas, economistas, políticos, reguladores, banqueros, inversores y expertos de toda clase. A todos ellos les agradecemos su atención; preferimos, desde luego, la mirada curiosa a la mirada hostil, pero en cualquier caso no esperamos su reconocimiento, y mucho menos su autorización. Bitcoin simplemente funciona mejor que cualquier otro sistema monetario y financiero, y lo usamos porque nos resulta útil ahora, así como usamos tantas otras herramientas que la explosión de la información ha puesto a nuestro alcance.

Pero hubo un tiempo en que el mundo Bitcoin tal como lo conocemos hoy era poco más que una vaga promesa – un potencial en el que creíamos a pesar de las advertencias de los expertos. Franco Daniel Amati, uno de los fundadores de Espacio Bitcoin Buenos Aires, lo recuerda muy bien…

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• Recuerdo cuando en Argentina las únicas compras posibles eran a mineros y en cantidades ínfimas.

• Recuerdo cuando no había siquiera un grupo de Facebook en español y la única web en este idioma era elBitcoin.org.

• Recuerdo cuando no había ningún emprendimiento relacionado en Argentina.

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Franco Daniel Amati

• Recuerdo cuando no existía ni un comercio que aceptara Bitcoin en Argentina.

• Recuerdo cuando nadie en la prensa se refería a Bitcoin.

• Recuerdo cuando casi lo único que podía comprarse con bitcoins eran medias de alpaca.

• Recuerdo cuando solo existía un monedero y no cifraba la clave privada.

• Recuerdo cuando el monedero Bitcoin Core no se llamaba ni siquiera Bitcoin-Qt.

• Recuerdo cuando la prensa anunció la muerte de Bitcoin, no una, no dos, varias veces.

• Recuerdo cuando nadie brindaba liquidez como forma de ganarse la vida.

• Recuerdo cuando ver operaciones de más de 1000 BTC en los exchanges no era nada.

• Recuerdo el golpe de U$S 33 a U$S 2, así como la noche en que fui a celebrar el 1 BTC = U$S 100 con cerveza, y tantas idas y vueltas del precio con su volatilidad propia de un mercado ínfimo.

• Recuerdo cuando nos decían locos (aún pasa).

• Recuerdo cuando ningún gobierno se había referido a Bitcoin.

• Recuerdo cuando se minaba con CPU.

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Y todo eso ya es historia gracias a muchos de los que están en esta comunidad.

Pero cuando la cosa esté «cocinada», si avanza más allá de ser una herramienta útil en nichos como hoy, se dirá que era un fenómeno inevitable y obvio, que «tenía que pasar», que nació para ser así, que era cuestión de tiempo. Dirán que se veía venir, que ya se sabía, que era predecible, que es un logro de todos y que la tecnología ya estaba ahí disponible.

Y cuando les digan eso, recuerden estos años vividos, el aprender en la dificultad, el enseñar, el crear infraestructura, liquidez y herramientas para que sea más útil, el simplificar, el responder a ataques infundados, el divulgar, y todo el trabajo que hizo falta para que estas etapas fueran superadas… y mandenlos al carajo, que las cosas no se hacen solas en este mundo. 🙂