La obscena disparidad de riqueza en Bitcoinlandia es algo bueno

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Fuente: Bitcoinist.net

Por Daniel Krawisz

Traducido al español por majamalu


Bitcoin promete recompensas extraordinarias a los que se animan a adoptarlo tempranamente, si es que acaba siendo ampliamente adoptado. Para los early adopters (adoptantes tempranos), las recompensas son potencialmente mucho mayores que las que podrían obtener a partir de un negocio exitoso. El propio Nakamoto podría acabar siendo, con mucho, el hombre más rico que jamás haya pisado este planeta, y muchos otros podrían volverse fabulosamente ricos por haber minado con sus computadoras portátiles o gastado cantidades minúsculas de dinero fiat en 2009.

A mucha gente no le gusta esta perspectiva, a menudo porque creen que la concentración de una cantidad extraordinaria de riqueza en unos pocos individuos es algo perjudicial para el orden social. Por ejemplo, Michel Bauwens, de la Fundación P2P, llama a Bitcoin un «motor de la desigualdad», y argumenta que los defensores de la ideología libertaria a la que apela Bitcoin «inevitablemente se alían con las fuerzas oligárquicas y apoyan sus programas políticos de desmantelamiento del mecanismo de solidaridad social, y rechazan cualquier regulación que limite la libertad de las poderosas fuerzas empresariales «.

Sólo en aras de la argumentación, digamos que los early adopters no merecen su riqueza. Digamos que ellos tuvieron la suerte de estar en el lugar correcto en el momento correcto. Tener ciertas inclinaciones y habilidades pudo haber ayudado a algunos, pero otros simplemente tuvieron suerte.

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Creo que este tema, sin embargo, se plantea de forma incorrecta. La recompensa para los early adopters de Bitcoin no es algo arbitrario. Es una parte integral del éxito de Bitcoin; Bitcoin simplemente no funcionaría sin ella. Bitcoin necesita inversores para funcionar y crecer. Cuanto más se invierte en Bitcoin, más útil se torna, y Bitcoin necesita mucha inversión -mucha demanda- antes de alcanzar un grado de liquidez suficiente como para servir al comercio a gran escala. Por lo tanto, cuanto más atrae a los early adopters, más viable se torna.

Comparemos dos escenarios diferentes. Ambos tienen lugar en los primeros días de Bitcoin. En uno, Bitcoin está diseñado como realmente lo fue, mientras que en el otro, Bitcoin está diseñado para no producir una enorme disparidad de riqueza, quizás mediante una oferta que de alguna manera crece siguiendo la tasa de adopción. A la hora de tomar decisiones, el inversor siempre elige tratando de encontrar el mejor equilibrio entre el riesgo y la recompensa. ¿Cómo compararía un inversor estas dos opciones? En el segundo escenario, la recompensa potencial para los early adopters es claramente inferior a las que ofrece el diseño original de Bitcoin, pero además, curiosamente, el riesgo es mucho mayor. La razón es que la probabilidad de éxito de el proyecto depende de la probabilidad de que haya una gran cantidad de inversión en él. En consecuencia, una mayor recompensa potencial significa que las personas serán más propensas a invertir, con lo cual el éxito es inherentemente más probable en el caso del Bitcoin original. Por otra parte, los inversores potenciales tendrán una cierta comprensión de este efecto y tenderán, por tanto, a considerar que cualquier éxito inicial impulsará aún más el éxito del proyecto.

Así que la cuestión no es si Bitcoin es injusto o si la extrema disparidad de riqueza tiene o no consecuencias indeseables -la cuestión es si Bitcoin podría tener éxito de otra manera-. Las altísimas recompensas potenciales para los early adopters producen un incentivo que impulsa la adopción. Al recompensar a los early adopters, Bitcoin sirve a su propio interés. Por atractivos que puedan parecer a simple vista, en la práctica los intentos de crear modelos de distribución «justos» inhiben la adopción.

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Las recompensas para los early adopters también son útiles desde el punto de vista de la seguridad, pues funcionan como una especie de soborno. Los ataques gubernamentales a Bitcoin son una amenaza real, pero una moneda que beneficia a los early adopters  es también una moneda que invita a los agentes del gobierno a desertar y comprar en lugar de atacar. Cada agente del gobierno tiene la oportunidad y el incentivo para ser hoy un early adopter, y cuanto mayor sea el incentivo, más probable será que cualquier ataque del gobierno sea saboteado por los early adopters que haya entre los encargados de llevarlo a cabo.

Si Bitcoin tiene éxito, el resultado será un mundo sin un sector bancario tal como lo conocemos y sin el control del gobierno sobre la oferta monetaria. Su creciente adopción también producirá una gran cantidad de gente muy rica. He tratado de mostrar que estas dos consecuencias están estrechamente relacionadas. No he argumentado que la desigualdad de riqueza es buena en general, sino sólo que tiene beneficios en esta circunstancia particular. Yo no encuentro ninguna razón válida para aborrecer la disparidad de riqueza en Bitcoinlandia, pero aquellos piensan que es algo malo deberían entender su rol decisivo en el éxito de Bitcoin. Yo no creo que sea bueno o malo, ni justo o injusto que Satoshi llegue a convertirse, con mucho, en la persona más rica de la historia si Bitcoin continúa expandiéndose al ritmo en que lo está haciendo. No creo que los early adopters sean necesariamente más inteligentes, más cool, más hermosos, mejores, o más merecedores que otros. Sí creo que deben ser recompensados ​​para que el éxito futuro de Bitcoin resulte creíble.

La mejor estrategia en Bitcoinlandia es tragarse los remordimientos y los celos y simplemente comprar. Cuanta más gente lo entienda, más éxito tendrá Bitcoin.

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Imagen por HikingArtist