Fuente: Preámbulo al Tratado sobre las altcoins
Por Andrew Polestra
Traducido al español por majamalu
¿Por qué estoy escribiendo este tratado? Porque cuando ingresé en el mundo de la criptografía, había una serie de máximas de sentido común que eran compartidas por casi todos. Para que lo entienda cualquiera, estas máximas pueden resumirse en la siguiente frase: «No cocines tu propia criptografía». Cualquier individuo que, sin décadas de estudio y experiencia, ignoraba esta regla de oro, era con razón desestimado y tratado como un troll o un chiflado.
Por supuesto, había algunas personas que no respetaban la regla de oro, y pasaban años en sci.crypt repitiendo sus ideas a medio cocinar, sus teorías conspirativas, sus algoritmos de factorización, su criptografía a prueba de la NSA… Estas personas solían ser ridiculizadas, y a menudo se les aconsejaba sinceramente que buscaran ayuda psicológica. Espero por su bien que algunos de ellos hayan aceptado el consejo. En ningún momento sus ideas fueron tomadas en serio, utilizadas o, Dios no lo permita, consideradas como proyectos en los cuales tiene sentido invertir dinero.
Sin embargo, a comienzos del siglo XXI Adam Back descubrió un nuevo tipo de criptografía llamada «prueba de trabajo«, que permitió la creación de un criptosistema de consenso distribuido. Este criptosistema fue utilizado en 2009 por Satoshi Nakomoto para desarrollar la primera criptomoneda descentralizada –Bitcoin-, que fue también el primer sistema criptográfico experimental en recibir miles de millones de dólares de personas que invierten en él sin entender sus mecanismos.
Para entonces, hacía mucho tiempo que ya estaban claros los beneficios de la apertura -de abrirle las puertas a las contribuciones de todos los interesados- a la hora de hacer criptografía, por lo que la implementación de referencia de Bitcoin fue desde el principio de código abierto. Esto permitió que todos pudieran ver el código, y que cualquier persona pudiera copiarlo y modificarlo para desarrollar su propio sistema criptográfico. Por supuesto, «desarrollar un sistema criptográfico propio» es algo que hacen, por un lado, los investigadores en un entorno adecuado, y, por otro lado, los chiflados, por lo que se suponía que ninguna de estas «altcoins», como se les llamaba, iba a ser introducida como una moneda para uso público.
Cuán equivocados estábamos…
El propósito de este tratado es doble:
1. Si eres un miembro del público interesado en las criptomonedas, este documento discute lo que las criptomonedas, y los sistemas criptográficos en general, son. Se analizan los milagros y los peligros de la criptografía moderna, y los graves riesgos asociados con los retoques de sistemas criptográficos por parte de personas no cualificadas (¡e incluso por parte de expertos!).
Desde que Bitcoin introdujo la posibilidad de inyectar valor monetario directamente en los nuevos sistemas criptográficos, los chiflados no han sido los únicos que han experimentado con ellos; los mentirosos y los ladrones también han encontrado nuevas oportunidades para hacer de las suyas.
2. Si planeas desarrollar y lanzar una «altcoin» al público, permíteme recordarte que estás jugando con fuego. Este tipo de comportamiento podía resultar simpático en sci.crypt, una comunidad poblada principalmente por expertos en criptografía, en donde no había riesgo de que tu charlatanería fuera confundida con algo legítimo, y donde de todos modos no existía la posibilidad de almacenar valor en tu sistema.
La comunidad Bitcoin difiere en esos dos aspectos. Tu charlatanería no es graciosa. No eres un criptógrafo, y sin embargo estás liberando un sistema criptográfico casero, falseando tus propias cualificaciones, y animando a otros a almacenar valor en tu creación. Estos son actos incompetentes, deshonestos y peligrosos.
Si resulta que de alguna manera te has involucrado en un proyecto como ese porque no tenías ni idea de lo que podía implicar, espero que leas este documento y te des cuenta de tu error.