Bitcoin refuta la Teoría Deflacionaria de Keynes

Fuente: Spendabit.co

En Spendabit hemos tenido una teoría, y existen pruebas circunstanciales que la apoyan: las personas tienden a gastar menos bitcoins cuando el precio de los mismos es bajo.

La semana pasada, Adafruit (uno de los cientos de comercios que aceptan Bitcoin) publicó un breve artículo con un gráfico que da mayor credibilidad a nuestra tesis. Este muestra cómo las ventas enbitcoins de Adafruit han bajado considerablemente en el último año, paralelamente al precio del bitcoin.

Esto probablemente no sea una sorpresa para la mayoría de los entusiastas de Bitcoin – muchos de los cuales son fervientes partidarios del dinero sano y «deflacionario» como cuestión de principio. Pero sí debe dejar a los creyentes de la rama del pensamiento económico conocido como “keynesianismo” rascándose la cabeza (o, más probablemente, buscando excusas).

Economía Keynesiana

La mayoría de los lectores inmersos en el ámbito de Bitcoin probablemente no necesiten que se les explique qué es la economía keynesiana (la rama del pensamiento económico que debe tanto su nombre como fundamentos al economista de principios del siglo XX John Maynard Keynes). Pero para aquellos que no estén familiarizados con el tema daremos un poco de contexto…

En la economía, quizás más que en cualquier otra rama de la ciencia, existe una enorme variación de opiniones y teorías. En un extremo del espectro se puede tener a un economista pregonando las virtudes de imprimir dinero para ‘estimular’ la economía, y en el otro extremo encontraremos a otro denunciando dicha práctica como altamente destructiva; un economista regaña ante los déficits presupuestarios, el otro los abraza.

¿Por qué existe esta divergencia? Una pregunta interesante. Probablemente tiene mucho que ver con el hecho de que la experimentación en ambientes controlados es prácticamente imposible en el ámbito de la economía. Pero a pesar de ello, la gran diferencia de opiniones ha conducido a lo que se conoce generalmente como «escuelas de pensamiento». Y aunque los defensores de estas diversas «escuelas» pueden estar de acuerdo sobre algunos de los principios más básicos de la ciencia económica, tienden a no estarlo sobre las cuestiones más relevantes para el mundo en que vivimos.

Teoría de la «Espiral Deflacionaria»

Una de las cualidades más características de un economista keynesiano es su miedo a la «deflación«. La definición de deflación es de por sí todo un tema, pero a lo que la mayor parte de los keynesianos (lo que incluiría a la mayoría de los banqueros centrales del mundo) se refieren cuando evocan a este “cuco”, es al fenómeno de la caída generalizada de precios. Dicho de otra manera: temen que el valor del dinero aumente.

Su teoría es básicamente la siguiente: si el nivel general de precios de bienes y servicios está cayendo, esto conducirá a la gente a postergar compras anticipando precios aún más bajos – lo que a su vez conduce a nuevos descensos de precios… continuando en un bucle infinito hasta que el universo explote (o hasta que un banquero central intervenga e imprima un montón de dinero).

Aunque haya un tono de sorna en lo que digo, hay en realidad ‘economistas’ que dicen, sin que se les mueva un pelo, cosas como: «la deflación puede pasar el punto de no retorno«.

Bitcoin: ¿Un mejor camino?

Otros han desacreditado al duende de la deflación anteriormente, ya sea a través de datos históricos o por pura teoría. Pero ¿qué evidencia podría ser más clara que la experiencia de Bitcoin y la economía distribuida que lo rodea? ¡La estamos viviendo!

Hemos pasado por al menos tres grandes «deflaciones» en la tierra de Bitcoin hasta ahora: a mediados de 2011 (cuando el precio subió de US$ 1 a US$ 30); a mediados de 2013 (de menos de US$ 20 a más de US$ 200); y más recientemente, a finales de 2013 (de alrededor de US$ 100 a más de US$ 1.000).

Nada de esto es garantía de un éxito continuo de Bitcoin, pero hasta el momento la moneda no ha sido destruida; la gente sigue usando bitcoins (aunque menos, dada la caída reciente de los precios); e incluso el universo parece seguir firme en su lugar.

Tal vez la inflación no sea una necesidad para la vida en la Tierra después de todo.

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