El valor de Bitcoin, el rol de la minería – Réplica a Fernando Herrera

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Por Eduardo Martínez Narváez

El pasado 23/01/14, el Sr. Fernando Herrera publicaba en el portal web juandemariana.org un artículo denominado Análisis económico básico del Bitcoin (II)” como continuación de otro de su misma autoría  publicado el  19/12/13 en el mismo sitio de Internet.


Dadas las inexactitudes e incorrecciones presentes en dicho escrito (y también en el que le precedió) sobre el sistema Bitcoin, he querido aclarar algunos de los errores que contiene.

Así comienza el Sr. Herrera su escrito:

En la primera parte del análisis económico de Bitcoin concluí que su principal característica diferencial con las monedas que han sido aceptadas espontáneamente por la sociedad a lo largo de la historia era su carencia de valor de uso o directo. Desde este punto de vista, Bitcoin es similar a las monedas fiat que utilizamos en el mundo occidental, salvo que carece del apoyo/soporte/obligación de los Estados.

Sería interesante conocer si el euro, dólar, libra esterlina, yen, etc. son consideradas por el autor como “aceptadas espontáneamente por la sociedad” siendo que son monedas de curso forzoso, impuestas por la vía legal y sin alternativa frente a las mismas para los ciudadanos.

El Bitcoin sí que es una moneda cuya adopción depende en su totalidad de la voluntad de las personas. Tan solo por ese motivo debería ser objeto de aprecio por parte de alguien que estime la libertad.

La ausencia de valor de uso de Bitcoin se trata aparentemente de suplir mediante otras características que ha mostrado el dinero históricamente, en concreto dos. Por un lado, la obtención de BTCs se asocia a la dedicación de capacidad de proceso para el funcionamiento del sistema, por lo que es un proceso que consume recursos (lo mismo que la obtención del oro y contrariamente a lo que ocurre con el dinero fiat); por otro lado, el número de BTCs que pueden aparecer en el sistema tiene un límite absoluto, por lo que no cabe la posibilidad de que pierda valor por la vía de aumentar la cantidad.

Valdría saber si cuando habla de “ausencia de valor de uso” tiene en cuenta, por ejemplo, los 300 bitcoins (US$ 250.000 aprox. al cambio del día) facturados por la tienda online de productos electrónicos TigerDirect.com, propiedad de Systemax Inc., una de las corporaciones que integran el índice Fortune 100, en las primeras diecisiete horas desde que empezó a aceptar la criptomoneda. A lo mejor al hablar de “ausencia de valor de uso” ignora el volumen de ventas en bitcoins alcanzado por el sitio Overstock.com, uno de los mayores retailers estadounidenses en equipamiento para el hogar, textil y calzado, el cual tan solo en el primer día en que se puso a disposición esa modalidad de pago facturó unos 120 bitcoins (US$ 130.000 aprox. al cambio del día). Y no son esos los únicos casos de grandes empresas que aceptan bitcoins como medio de pago: también tenemos a WordPress, Mega, Zynga, Hypebeast o Coastal, entre muchas otras, además de miles de pequeños comercios en todo el mundo.

A lo mejor cuando habla de “la ausencia de valor de uso” del Bitcoin el Sr. Herrera pierde de vista la alternativa con la que cuentan los ciudadanos de países como Argentina o Venezuela, quienes a pesar de estar impedidos legalmente de comprar en portales como eBay o Amazon, debido al severo control de cambio de divisas que sus gobiernos han implementado, pueden usar bitcoins para pagar sus compras en esas tiendas virtuales a través de servicios como Bitsumo o Snapcard.

¿O podremos hablarles de “ausencia de valor de uso” a unos 17MM de habitantes de Kenya, quienes pueden recibir remesas de sus familiares en el exterior de forma rápida y barata a través del servicio de billetera Bitcoin Kipochi, que el operador de telefonía móvil Safaricom ha puesto a la disposición de su base de clientes dentro de su sistema privado de pagos M-Pesa?

Respecto al primer punto, se nos dice que los ordenadores «mineros» han de llevar a cabo un ingente volumen de proceso a fin de garantizar la integridad, confidencialidad y privacidad del histórico de transacciones. Toda la información que intercambian ha de estar cifrada con largas claves, lo que exige dicha capacidad.

No estoy en condiciones de poner en cuestión la capacidad de proceso requerida para estas actividades. Pero me inclino a coincidir con D. Rodríguez Herrera[1], quien escribe que se obliga a los ordenadores a «hacer un montón de cálculos extra en principio inútiles, pero que sirven para comprobar que han tenido que estar trabajando más o menos unos diez minutos para resolverlos». Es bastante intuitivo que las operaciones aritméticas que requieren los cifrados, por muy voluminosas y complejas que sean, no pasarán de peccata minuta para ordenadores que pueden dibujar escenarios en tres dimensiones y en tiempo real para cualquier jueguecillo que se precie.

Aunque el autor del artículo reconoce de entrada su desconocimiento sobre cómo funciona el sistema de prueba de trabajo (Proof of Work) del sistema Bitcoin, ello no le impide plantear que la capacidad de cálculo requerido en la actualidad para validar los bloques de transacciones en bitcoins, procedimiento que es la columna vertebral del sistema dado que garantiza la integridad de la cadena de bloques, pueda ser abordado con ordenadores aptos para hacer correr “jueguecillos” o “dibujos en 3D”. En este caso el error es de bulto, muy grueso y lo único que queda es recomendarle al articulista que se documente sobre tecnologías de “hashing” relacionadas con Bitcoin.

Y así sucesivamente continúa esta persona exponiendo supuestas deficiencias del sistema Bitcoin basándose en premisas erróneas, ignorando por ejemplo que los 21MM de bitcoins previstos de generarse pueden a su vez dividirse en fracciones de hasta ocho decimales (factibles de ser ampliados previo consenso de la red), afirmando que “desde el punto de vista social, la producción de un BTC supone una pérdida de recursos” cuando esos recursos los proveen personas privadas, de su bolsillo y sin ninguna cantidad mediante de dinero público, o aventurando que “existe un buen número de divisas electrónicas que pueden resultar sustitutivas” del Bitcoin a pesar de que el 99,9% de esas “divisas electrónicas” (que no son tales) no son más que copias del algoritmo original Bitcoin con modificaciones puntuales que no superan al modelo original.

En resumen, que parece que quienes formamos parte del llamado ecosistema Bitcoin tendremos que seguir asistiendo a “análisis” de este tipo por parte de personas sin los conocimientos básicos necesarios para realizarlos de forma rigurosa, y lo que es peor,  siendo estos contenidos difundidos a través de medios de comunicación o plataformas digitales con mucho alcance, con lo cual se termina ofreciendo una imagen errónea y poco ajustada a la realidad de lo que es el sistema Bitcoin.

Sirvan los anteriores argumentos para quienes diariamente se encuentran con este tipo de comentarios y actitudes entre sus amigos, familiares o compañeros de trabajo o estudio. Nada como un hecho, una prueba tangible para rebatir sesudos análisis apoyados en el desconocimiento.

Nosotros seguiremos dando la réplica a artículos de este tipo. Con mucho gusto.