El tamaño del bloque no lo decide un comité

Los desacuerdos en relación al tamaño de los bloques parecen tener su raíz en diferencias de opinión en economía, una disciplina completamente diferente de la ingeniería, la programación y el diseño de redes. Peor aún, mucho de lo que actualmente pasa por «economía» en el discurso dominante y oficial ha sido construido sobre una base de incoherencias que han sido refutadas hace al menos cien años. No es de extrañar entonces que reine la confusión en este debate.

bloques

He escrito un tratado de 30 páginas sobre el tema que se encuentra en fase de edición. Por ahora –en respuesta a los numerosos pedidos–, aquí les dejo un resumen preliminar con algunos de los puntos esenciales de mi visión sobre este tema.

Resumen de algunos hallazgos

El límite del tamaño de bloque nunca ha sido utilizado, ni debe ser utilizado ahora, para determinar el tamaño promedio de los bloques bajo condiciones de funcionamiento normal de la red. El tamaño del bloque promedio debe surgir de factores vinculados a la oferta y la demanda de lo que denominaré «servicios de inclusión de transacciones».

Comenzar a utilizar el límite al tamaño del bloque para restringir la prestación de servicios de inclusión de transacciones sería un cambio radical para Bitcoin. Por lo tanto, la carga de la prueba recae sobre las personas que defienden la utilización del límite de esta nueva manera. Ese límite al tamaño del bloque que figura en el protocolo fue introducido en 2010 como una medida anti-spam –cuando el bitcoin carecía prácticamente de valor, y los mineros aun no tenían la posibilidad de rechazar bloques de un tamaño excesivo–; un recurso que debía eliminarse o elevarse en una fase posterior a medida que se incrementara el volumen normal de transacciones. No fue concebido como una forma de manipular las tarifas por transacción y la decisión de incluir transacciones bajo condiciones de funcionamiento normal de la red. La idea de utilizar el límite de esta nueva manera –no la idea de aumentarlo ahora en un cierto grado para evitar que interfiera con las operaciones habituales–, constituye un intento de cambiar algo fundamental en el protocolo de Bitcoin. La carga de la prueba es enorme.

Si nadie puede con esa carga, el límite debería ser elevado (ya debería haber sido elevado) de alguna manera y en alguna medida. Estos últimos detalles sí entran en el territorio del debate técnico (¿2, 8, o 20 MB? ¿Nuevo límite fijo, límite escalonado o algoritmo adaptativo? etc.), pero todas estas discusiones serían facilitadas por un acuerdo previo en cuanto al propósito de dicho límite. Los defensores de mantener el límite actual deberían presentar nuevos argumentos válidos a favor de su posición. «Ante la duda, dejarlo como está» en este caso significa elevar el límite, no mantenerlo sin cambios.

La confusión del límite al tamaño del bloque con el tamaño promedio de los bloques reales es un error muy extendido. Esta pereza terminológica plantea ciertas cuestiones clave: si existe alguna restricción económica natural al tamaño del bloque (que podría ser aún más relevante en el futuro); cuáles podrían ser esos factores restrictivos; y qué grado de influencia podrían tener sobre las decisiones prácticas en el negocio de la minería. En rigor, nada se puede hacer sin algún costo. Por ejemplo, incluir una transacción en un bloque candidato conlleva un costo (por mínimo que sea) y, en igualdad de condiciones, los bloques más grandes se propagan más lentamente que los más pequeños, lo que también supone un costo.

¿Cómo pueden las influencias reales de tales factores ser descubiertas dentro de un proceso complejo y dinámico? Los mercados y la competencia abierta sobresalen precisamente en el tipo de problemas que involucran bucles infinitos de ensayo y error. Sin embargo, el establecimiento de una restricción general, en un nivel arbitrario, a la producción de servicios de inclusión de transacciones que rige para toda la red, distorsiona tales procesos, impidiendo el descubrimiento de soluciones y promoviendo tanto el derroche como las transferencias de suma cero.

No hay ninguna necesidad de empujar artificialmente al alza las tarifas de las transacciones. Una fase de transición de 130 años fue planeada como parte del proyecto Bitcoin, durante la cual iba a tener lugar una transición completa desde los ingresos producto de la recompensa por el hallazgo del bloque hasta los ingresos producto de las tarifas por transacción en el bloque. El punto en el que los ingresos producto de las tarifas superan a los ingresos producto de la recompensa por el hallazgo del bloque no se suponía que iba a llegar en el corto plazo –dentro de sólo el primer 5-10% del tiempo que se había planeado para una transición completa–. Los ingresos por tarifas podrían llegar naturalmente a superar los ingresos por recompensa en, digamos, 20, 30 o 50 años, o lo que termine siendo. Y aún así solo habremos recorrido el 50% del camino hacia la transición completa. Por otra parte, para anticipar el futuro a largo plazo de los ingresos de la minería es necesario tener en cuenta cuáles son las razones capaces de impulsar un aumento constante del poder adquisitivo del bitcoin.

Fundamentalmente, en este debate la escasez está siendo tratada por algunos que tienen una imagen intuitiva de ella como «espacio en bloques». Sin embargo, la escasez se desprende de la naturaleza de la acción que ocurre inevitablemente con el paso del tiempo. Ceteris paribus, a los diferentes actores les gustaría lograr sus objetivos lo antes posible. El tiempo es la raíz última y el molde de la escasez, porque los bienes sólo son definibles en relación a la acción y cualquier acción tomada impide alguna posible acción alternativa («costo»). Por lo tanto, la escasez de inclusión de transacciones debe entenderse en términos de tiempo hasta la confirmación, que ya hoy estadísticamente se ve influenciado por las tarifas.

Por último, las discusiones sobre si Bitcoin debe o no ser utilizado para «comprar un café» suenan vergonzosamente a debates del Politburó. El descubrimiento a través de la oferta, la demanda y los precios en el tiempo permite lograr los mejores niveles socialmente posibles de [tarifa promedio multiplicada por el volumen de transacciones en relación al poder adquisitivo del bitcoin] en cualquier momento dado. Lo mismo ocurre con los pros y los contras de las diferentes opciones que existen y existirán para efectuar transacciones fuera de la cadena de bloques en relación a los pros y los contra de hacerlo dentro de la cadena de bloques. El límite al tamaño del bloque fue añadido en 2010 como una medida anti-spam temporal, no como una medida tecnocrática de manipulación del mercado. Y la evidencia parece indicar que debería quedar restringida a su función original.

Por Konrad S. Graf  Leer texto original, en inglés

Imagen por Chillsoffear