Prueba de trabajo, prueba de participación – ventajas y desventajas

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La «prueba de trabajo» (PoW por sus siglas en inglés) fue el método elegido por Satoshi Nakamoto para el procesamiento de las transacciones y, por lo tanto, es uno de los pilares que aseguran el normal funcionamiento de la red Bitcoin. Si bien este método ha demostrado ser confiable, y ha superado la prueba del tiempo, no es el único que se ha propuesto para cumplir con dichos objetivos. La «prueba de participación» (PoS por sus siglas en inglés) es la alternativa más conocida a PoW, y es la que utiliza Peercoin desde el año 2012 y Nextcoin desde su introducción a fines de 2013.


¿Cuál es la diferencia entre PoW y PoS?

Con PoW, la probabilidad de encontrar un bloque de transacciones – y recibir el premio correspondiente – es directamente proporcional al poder computacional que uno, como «minero», aporta a la red.

Con PoS, la probabilidad de encontrar un bloque de transacciones – y recibir el premio correspondiente – es directamente proporcional a la cantidad de monedas que uno tiene acumuladas (en un monedero conectado a la red).

Así como en una red de una criptomoneda basada en PoW la única forma de perturbar el funcionamiento del sistema es mediante el control de un alto porcentaje del poder de cómputo que la protege, en el caso de una criptomoneda basada en PoS la única manera de hacerlo es acumulando un alto porcentaje del total de monedas emitidas.

En teoría, como quienes poseen más unidades de una moneda basada en PoS (peercoins, nextcoins) están especialmente interesados en la supervivencia y el buen funcionamiento de la red que otorga valor a dichas monedas, son ellos los más indicados para cargar con la responsabilidad de proteger al sistema de posibles ataques. Es por eso que el protocolo los premia con una menor dificultad para econtrar bloques, inversamente proporcional al número de monedas que demuestren poseer.

Una de las principales ventajas que citan los partidarios de PoS frente a PoW es que con aquél podría obtenerse un grado de seguridad para la red al menos equivalente al obtenido mediante PoW, pero con un gasto energético mucho menor y prescindiendo tanto de los pools mineros como de la carrera tecnológica en el sector minero que caracteriza a las criptomonedas PoW en expansión.

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Sin embargo, las criptomonedas basadas en PoS tienen un largo camino por delante, y muchos obstáculos que superar.


Veamos cuáles son…


• Como mantener las monedas offline (o el cliente desinstalado) es contraproducente para la seguridad de la red, puede que el robo de fondos sea más común que en las criptomonedas PoW (siempre y cuando el valor de las monedas lo amerite, claro).

• Como los fondos que protegen a la red están asociados a una dirección IP, es más difícil para los dueños de monedas PoS mantener el anonimato. Y cuanto mayor sea la fortuna ligada a una dirección IP, más interés habrá en develar la identidad de su dueño.

• La gente suele quejarse – con o sin razón – de la desproporcionada riqueza de algunos early adopters de Bitcoin. Habrá que ver qué opinan los potenciales usuarios de una criptomoneda PoS, diseñada para favorecer perpetuamente a los que más tienen.

• Mientras que la minería resuelve el problema de la distribución inicial de monedas PoW, está por verse cómo resuelven las monedas 100% PoS este problema sin caer en arbitrariedades y sin poner en riesgo la seguridad de todo el sistema. Quienes adquieren unidades de una criptomoneda 100% PoS están confiando en las buenas intenciones de los fundadores del proyecto, y en su capacidad técnica para resguardar sus propios fondos.

• La recompensa por atacar exitosamente una moneda PoS es mucho menor que la de hacer lo mismo con Bitcoin, y sin un importante aumento de la popularidad de las monedas PoS no podremos saber lo fácil o difícil que es atacarlas.

• En la era de la información, las tecnologías que acaban imponiéndose no son las que ofrecen alguna que otra novedad o ventaja teórica a los ojos de los expertos, sino las que rompen con un paradigma y alcanzan a ser adoptadas por una masa crítica de usuarios. Según los expertos, HTTP está muy lejos de ser el protocolo ideal, pero es lo suficientemente bueno como para que internet siga construyéndose sobre él. Lo mismo cabe decir de Bitcoin: no es la criptomoneda ideal – ni, en rigor, puede serlo, pues evoluciona constantemente – , pero ya es el aparato circulatorio y la sangre de una nueva economía en rápida expansión. Cualquier criptomoneda que pretenda competir con Bitcoin tendrá que luchar una desalentadora batalla contra el efecto de red.

• Como la seguridad de una criptomoneda PoS depende de que los usuarios tengan sus monedas en línea, o sus clientes funcionando (como en el caso de Peercoin y Nextcoin), la red podría tornarse vulnerable si los más ricos se negaran a exponer una porción significativa de sus fortunas. El incentivo de las comisiones podría ser despreciable frente al riesgo de ser víctima de un robo. Y aún si un gran patrimonio estuviera hoy en las mejores manos, el día de mañana podría ser vendido a (o heredado por) alguien incapaz de preservarlo adecuadamente, lo cual afectaría la seguridad de toda la red.

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En cambio…


Que el más rico de los bitcoiners pierda su fortuna por accidente o a manos de un ladrón no representa una amenaza sistémica: es un problema de él, no de todos los bitcoiners. Es probable que Satoshi Nakamoto haya elegido PoW, entre otras razones, para divorciar la seguridad del sistema de la habilidad de los usuarios para proteger sus monedas.


La seguridad de Bitcoin tampoco depende del capricho de quienes manejen los pools mineros más grandes, como sugieren algunos partidarios de PoS. La excesiva acumulación de poder de cómputo ajeno por parte de los pools mineros centralizados no es necesaria (ver p2pool) ni difícil de revertir cuando ocurre (basta que los afiliados apunten sus dispositivos a otros pools), como se ha visto en numerosas oportunidades.

En el caso de Bitcoin, los incentivos se mantienen alineados gracias a la división del trabajo: cuanto más alto cotiza la unidad, mayor es el incentivo para que los mineros inviertan en equipos – lo cual mejora la seguridad del sistema – y, a la vez, para que los poseedores de monedas tomen medidas tendientes a proteger su patrimonio. Los inversores no tienen que ser expertos en seguridad ni sacrificarse en pos de la red. En el caso de las criptomonedas PoS, en cambio, un aumento de la cotización supone un aumento del riesgo para los dueños de monedas, quienes le restarían seguridad a la red si intentaran protegerse de potenciales robos o accidentes colocando gran parte de su fortuna offline.

Dicho todo esto… ¡bienvenida sea la experimentación!

Si de veras PoS es mejor que PoW, el mercado se expedirá y, eventualmente, Bitcoin podrá incorporar aquél o cualquier otro método que demuestre una clara superioridad como garante de la inviolabilidad del sistema, preservando así la escasez digital y la confianza en una tecnología que ha llegado para cambiar el mundo. De lo contrario, habremos aprendido una valiosa lección.