Por qué las altcoins están condenadas a fracasar

altcoinsFuente: The Mises Circle

Por Daniel Krawisz

Traducido al español por majamalu para elBitcoin.org

Los usos de la moneda

Hay dos cosas que puedes hacer con una moneda: ahorrarla y gastarla.

Es posible que la gente ahorre en una moneda incluso si no hay nada que comprar con ella, pero es imposible gastar una moneda (es decir, utilizarla como un medio de intercambio) a menos que haya alguien que quiera atesorarla. Si todos los que adquieren bitcoins lo hicieran para gastarlos de inmediato, sería imposible que los bitcoins tengan valor económico, porque la gente estaría dispuesta a deshacerse de ellos a cualquier precio, incluyendo cero. Una vez que la demanda de la moneda se desarrolla un poco, entonces sí puede utilizarse como un medio de intercambio – pagando por bienes o servicios directamente a quienes la demandan, o bien pagándole a comerciantes que de inmediato la revenden (a quienes desean poseerla) por otra moneda.

La capitalización de mercado de una moneda es más o menos proporcional – ceteris paribus – a su liquidez (en otras palabras, a la facilidad con que puede ser intercambiada por cualquier activo), y esta es a su vez proporcional al valor que puede ser comprado o vendido sin alterar significativamente el precio de la moneda. Cualquier alteración en el equilibrio entre compradores y vendedores afectará el precio de mercado de una moneda más drásticamente si su capitalización de mercado es pequeña que si es grande, por lo que la moneda con la capitalización de mercado más pequeña será menos líquida que la otra.

El Highlander

Una moneda más líquida tiene una ventaja sobre otra menos líquida, ya que puede soportar un mayor volumen de comercio. Por otra parte, la liquidez en una moneda se auto-refuerza. Cuanto más la gente compra una moneda, más líquida se vuelve. Esto tiende naturalmente a promover el éxito de una sola moneda sobre todas las demás.

Considera el ejemplo hipotético de una economía que utiliza solo dos monedas, A-coin y B-coin, cuyos titulares las prefieren exactamente en la misma medida. Por alguna razón, A-coin desarrolla una ligera ventaja sobre B-coin. En consecuencia, algunas personas intercambian B-coins por A-coins, aumentando así ligeramente la capitalización de mercado y liquidez de A-coin, y disminuyendo ligeramente la de B-coin.

Ahora, además de su ligera ventaja inicial sobre B-coin , A-coin tiene la ventaja de ser más líquida. Como resultado de esto, más personas tenderán a vender B-coins por A-coins. Por lo tanto, la ventaja inicial de A-coin se auto-refuerza, lo cual aumenta la disparidad entre A-coin y B-coin. La superioridad de A-coin se hace más y más evidente.

Mientras B-coin aún sirva como moneda, este proceso continuará. B-coin podrá seguir existiendo, en última instancia y en el mejor de los casos, para servir a un propósito muy marginal, pero no como un medio general de intercambio. Este proceso, que acaba con una moneda abrumadoramente dominante, se aplica a cualquier par de divisas en un mercado libre.

Así pues, una moneda más líquida tenderá a ser preferible tanto para los que ahorran como para los que gastan: para los primeros, por su superioridad auto-reforzada (que se traduce en apreciación en el largo plazo); para los segundos, simplemente porque permite comprar más cosas.

La liquidez no puede diseñarse

La liquidez, un requisito de cualquier moneda, no puede ser construida desde un protocolo informático. No importa cuán brillantemente diseñada esté o cuántas funciones estupendas tenga una nueva altcoin, su valor depende de un factor que está fuera del control de su diseñador – es algo más vinculado al «orden espontáneo » del mercado que a una propiedad intrínseca de la moneda.

Bitcoin y el dólar tienen propiedades muy diferentes, por lo que es posible explicar el éxito de Bitcoin en su competencia con el dólar a pesar del efecto de red del dólar. Sin embargo, las criptomonedas no tienen propiedades muy diferentes unas de otras, por lo que hay muy pocas bases para predecir que una altcoin puede competir con éxito frente a Bitcoin. En el caso de, por ejemplo, Bitcoin y Litecoin, no veo ninguna evidencia en la realidad o en mi comprensión de la psicología humana de que los inversores puedan concluir que la diferencia de sus algoritmos de minado o tiempos de confirmación es algo siquiera remotamente importante. La gran diferencia, por lejos, entre Bitcoin y Litecoin, es que la capitalización de mercado de la primera multiplica por veinte a la de la segunda. Bitcoin está creciendo a expensas de las monedas nacionales, pero con el tiempo va a absorber también a las altcoins. En algún momento se va a engullir a Litecoin; lo que aún no sabemos es si va a ser el aperitivo o el postre.

Una nueva altcoin no puede sobrevivir con sólo una fracción de la torta de las criptomonedas. Para tener éxito, debe derrotar a todo lo demás, incluyendo a Bitcoin. Dada la extrema desventaja inicial con respecto a Bitcoin que enfrenta, una nueva altcoin no puede tener éxito introduciendo una tecnología marginalmente superior a Bitcoin. Para lograrlo, esta debe ser tan superior a Bitcoin como lo es Bitcoin respecto al dólar.

Mastercoin y Ethereum

Una nueva tendencia en la creación de altcoins es añadirles un montón de espejitos de colores para simular que se trata de productos muy avanzados, y así ocultar el hecho de que son, en el fondo, altcoins. Ejemplos de esta tendencia son Protoshares, Mastercoin y Ethereum.

Estas son básicamente altcoins que también funcionan como plataformas para la creación de más altcoins. Es una locura. Cada una de ellas tiene sus propios problemas, pero el problema fundamental de todas es que ninguna de sus funciones son útiles a menos que la moneda subyacente sea líquida. Por lo tanto, sus funciones adicionales no deben ser vistas necesariamente como una una ventaja competitiva sobre Bitcoin. Estas altcoins tienen un enorme obstáculo a superar antes de que puedan ser consideradas competidoras viables. Cuando alguien dice, «¡Pero con Ethereum se pueden hacer contratos inteligentes!», está en un error: es el protocolo de Ethereum más la liquidez lo que hace posible un contrato inteligente en base a Ethereum. Si Ethereum no llegara a ser líquido, sería imposible codificar sanciones reales en un contrato, ya que sería imposible vincularlo a un valor que le otorgue suficiente peso. Dado que no hay ninguna razón lógica para esperar que Ethereum adquiera liquidez, no hay ninguna razón lógica para esperar que mucha gente sea capaz de crear contratos inteligentes con Ethereum.

Hoy en día ya no se habla tanto de Protoshares ni de Mastercoin; Ethereum es la gran novedad. Sin embargo, ninguno de los tres aborda el verdadero problema de todos los competidores de Bitcoin. Ethereum será, por lo tanto, olvidado – como el resto – una vez que falle inevitablemente a la hora de cumplir su promesa.

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Imagen: BTC keychain/Flickr