Fork de Bitcoin: si no lo entiendes, pierdes

El 1 de agosto de 2016, después del último intento de Blockstream / Core de imponer su agenda a los mineros, nos preguntábamos… ¿y ahora qué? Nuestras predicciones jamás han incluido fechas precisas, pues no están basadas en la posición de los astros o las vísceras de algún pobre animal, sino en la comprensión de los poderosos incentivos económicos que hacen funcionar a Bitcoin. Con tan modesto bagaje, esto es lo que nos atrevíamos a anticipar entonces –y nos place comprobar que no estamos lejos de haber acertado en todos aquellos pronósticos–:

Lo que nos espera es bastante predecible:

• Renovados esfuerzos de Blockstream para diseminar el miedo y la incertidumbre (“Blockstream o el caos”).

Ataques sistemáticos a cualquier empresa o individuo que no esté alineado con los intereses de Blockstream.

• Refuerzo de la censura en los foros controlados por Blockstream.

• Pánico inducido por la desinformación de los mass media: “¿Es el fin de Bitcoin?”.

• Nueva oportunidad para sacudir manos débiles.

Implosión de Blockstream.

• Los personajes tóxicos, ignorantes, incompetentes y dictatoriales que Blockstream había agrupado y mantenido se dedicarán a destruir algún otro proyecto open source, lo que permitirá desatar el potencial de Bitcoin.

• Sin el pesado lastre de Blockstream, Bitcoin finalmente despegará hacia su destino manifiesto: la luna.

Paciencia entonces. Blockstream caerá y no lo lamentaremos; pero le daremos un entierro apropiado. Al fin y al cabo, es gracias a esta nefasta organización que sabemos lo que Bitcoin es capaz de digerir.

Bitcoin fue creado con un propósito fundamental en mente: prevenir la monopolización de la institución moneda. Y para que podamos liberarnos de quienes aspiren a convertirse en planificadores centrales, Bitcoin pone en nuestras manos un mecanismo de resolución de disputas muy simple, muy efectivo, e imposible de burlar: el fork –y la protección de la cadena resultante por medio del “consenso Nakamoto”–.

Hoy, el fork es necesario para la supervivencia de Bitcoin porque Blockstream / Core le ha declarado la guerra al mercado, pero nótese que una vez extirpada esta organización del ecosistema –una vez que las diferentes implementaciones admitan el consenso emergente (como ya lo hacen Bitcoin Unlimited, Bitcoin Classic y otros)–, no habrá necesidad de forks controvertidos con el fin de elevar el tamaño de los bloques o incorporar cualquier otra actualización indispensable para salvaguardar las propiedades monetarias de Bitcoin.

Bitcoin Unlimited (BU) no desencadenará, per se, un fork; BU tan solo permite el ajuste de ciertos parámetros que Core se empeña en fijar atendiendo exclusivamente a los intereses de Blockstream. De hecho, si todos los mineros adoptaran clientes que admiten el consenso descentralizado, el fork no sería necesario. En rigor es Core el que, al rechazar los principios básicos del white paper de Bitcoin, insiste en aislarse en su propia cadena inutilizable; e irónicamente será el equipo de Core el que se verá forzado a gatillar un fork para protegerse del poder de cómputo que se opone a su proyecto (léase: el que está a favor del éxito de Bitcoin).

Nótese además que si en el futuro el equipo de BU, o de cualquier otra implementación de Bitcoin, le diera la espalda al mercado –en lugar de servirle–, correría la misma suerte que Core pero sin tanto trámite, dado que para entonces ya habremos aprendido que los agentes del mercado no pueden ser silenciados indefinidamente en Bitcoinlandia (ni siquiera con un financiamiento prácticamente ilimitado al servicio de ataques informáticos, corrupción de desarrolladores, compra de medios de comunicación para su conversión en órganos de incesante propaganda, de foros para su conversión en cámaras de ecos herméticamente cerradas, de exchanges, etc, entre otras maniobras deshonestas e inmorales que cabe esperar de los amos del dinero fiat).

Ahora que los mineros han despertado, a los Blockstream boys no les queda más alternativa que salir de su zona de confort y enfrentar la realidad. Acostumbrados a ser aplaudidos automáticamente por manos conectadas a cerebros lavados y por recién llegados que repiten sus tonterías como si fueran mantras –acostumbrados como están a protegerse de los argumentos incómodos mediante un aparato de censura que envidiaría el mismísimo Kim Jong Un–, los Blockstream boys han entrado en la última etapa de su crisis nerviosa.

En su desesperación, se han apurado a organizar reuniones con exchanges para que su cadena moribunda sea reconocida como la única verdadera (sin importar el poder de cómputo que la respalde), han amenazado con demandar judicialmente a quienes llamen “Bitcoin” a cualquier proyecto que no sea el de Blockstream / Core, e incluso han propuesto cambios en el algoritmo de prueba de trabajo para ignorar a los mineros que no se sometan a las demandas de Blockstream / Core.

Es evidente que siguen sin entender cómo funciona Bitcoin. Siguen ignorando los incentivos económicos que fuerzan a los mineros a alinearse con el mercado si no quieren trabajar a pérdida hasta echar a perder toda su inversión en hardware. Siguen ignorando el consenso Nakamoto –la única solución conocida al problema de los generales bizantinos, y por lo tanto al problema del control centralizado de la emisión de moneda–.

No sorprende entonces que se rodeen de abogados; que ataquen a los mineros por hacer lo que se supone que deben hacer (perseguir su propio interés económico); que busquen apalancarse en el código para succionar dólares de “capitalistas de riesgo” aún más desorientados que ellos; que intenten cerrar acuerdos perjudiciales para todos menos para Blockstream a escondidas del mercado; que se alíen con la industria bancaria para introducir problemas en Bitcoin que solo ellos estarían en condiciones de “solucionar”; que guíen a una turba de analfabetos económicos, novatos impresionables y jóvenes de pocas luces hacia una cruzada para defender el espíritu de Bitcoin –que ellos, por supuesto, encarnan–.

Lamentablemente para los Blockstream boys, esa misma inmadurez –esa dificultad emocional para admitir que no tienen el control– y ese mismo analfabetismo económico –esa incapacidad para entender lo que hizo despegar e incrementar el valor de Bitcoin– los ha mantenido al margen de Bitcoin como inversión, y los hundirá aún más en la pobreza después del fork. Bitcoin no perdona la ignorancia y la ineptitud; por eso empuja a los ignorantes y a los ineptos a entregar su riqueza a quienes no lo son.

Lamentablemente para los Blockstream boys, no hay manera más rápida de perder influencia en Bitcoinlandia que caer en la pobreza inducida por el analfabetismo económico. Tanto ellos como su rebaño de idiotas útiles han quedado expuestos y agrupados, de tal forma que ahora podemos identificar fácilmente a quienes son incapaces de entender cómo funciona Bitcoin. Esto resultará muy útil en el futuro, cuando vengan a decirnos –porque vendrán, te lo aseguro– que Bitcoin está roto y que los necesitamos a ellos para repararlo.

No te dejes distraer por las turbulencias; Bitcoin está liberándose de una amenaza existencial con los instrumentos que Satoshi Nakamoto le ha proporcionado. ¿Qué esperabas? ¿Que permitiera la diseminación de este cáncer hasta que alcanzara una fase terminal? ¿Acaso no conoces la historia del Sr. Bitcoin?

Disfruta de los últimos coletazos de Blockstream; sus intentos de imponerse por la vía política serán tan entretenidos como la más exquisita de las comedias de enredo.

¿Fork de Bitcoin? ¡No te preocupes!