Finlandia sigue “jugando al computador”

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Cajero automático de Bitcoin Lamassu


Aquí está el primer cajero automático de bitcoins de Europa


Por José M. Perez, desde Helsinki


A poco de su inauguración, la tienda de discos de la estación de Helsinki ya comienza a preocuparse por el cuentagotas de visitas de un nuevo tipo de cliente, misterioso y “geeky”, que va hablando inglés – a menudo con sus compatriotas finlandeses – teléfono en mano, y que nada más pasa para meter billetes en la máquina como quien se toma un café. Pero este sería un café un poco apresurado – la transacción dura unos escasos 15 segundos.

La televisión estatal (YLE) mandó hoy a sus cámaras, si bien la postura de las autoridades finlandesas al respecto viene siendo similar a la indiferencia recientemente mostrada por sus vecinos noruegos – tal vez por aquello de que Noruega sólo linda con Finlandia por las tierras encantadas y sin norte de Laponia. Ya anteriormente Bitcoin había estado en la televisión finlandesa, en un programa con una audiencia de un 10% de la población, así que esto tal vez no sorprenda tanto.

Dice Henry Brade (de Bittiraha.fi y quien presentó ayer su cajero) que el gobierno aquí no considera al bitcoin dinero. Su idea es la de expandirse y continuar la instalación de las “cajitas pillas” (lamassu.is) en el área nórdica y báltica. En particular, es de esperar que Estonia, que recientemente se unió a la zona euro, pero cuya economía está muy liberalizada y envalentonada – gracias en parte a las inversiones finlandesas – se convierta en objetivo de dicha expansión. Estonia está ahora mismo en primera línea en el índice de interés regional por la palabra “bitcoin” en Google, seguida por Finlandia en cuarto puesto. Brade también mencionó la idea, muy astuta, de ubicar las cajas en aeropuertos para que los turistas se deshagan de su dinero sobrante.

Muchos predicen que Finlandia será el primer país en adoptar Bitcoin de manera generalizada, por todos estos indicadores. Otros, como Vili Lehdonvirta (economista finlandés especializado en internet) dicen que sólo una inflación aguda o un fallo severo en el sistema del euro podrían conseguir esto entre una población mayormente escéptica – y, añadiría yo, obediente.

Sin embargo, el escepticismo aislacionista finlandés se aplica igualmente a la moneda europea, que sólo se aprobó en votación por los pelos. Y acerca del destino de los jueguitos “unificadores” de la vieja Europa, ya sabemos bien lo que suele pasar – sin mencionar lo que seguro pasará por simples principios racionales.

Hasta ahora buenamente se ha beneficiado Finlandia de que los mayores dejen a sus hijos “jugar al computador”, así que no hay motivos para pensar que no siga siendo así en estos tiempos tan cambiantes y excitantes: los cajeros de bitcoin seguirán multiplicándose, mientras los buenos del Keynes juegan al juego tan “serio y maduro” de las máquinas tragaperras.