Esto va a expandirse rápidamente

Digital_Explosion_by_aido727

Fuente: decentral.ca

La magnitud y la velocidad de la disrupción que Bitcoin provocará en la sociedad serán más grandes que cualquier otra cosa que la humanidad haya visto.

La afirmación es dramática, lo sé, pero sostengo lo que he dicho.

Mientras preparaba una presentación para la FISD Conference, empece a hilar mi habitual “¿Qué es Bitcoin y por qué importa?” como presentación introductoria para el público. Yo normalmente doy charlas sobre ciber-seguridad y seguridad en relación a Bitcoin, y, como de costumbre, enfrentaba el desafío de lograr que el mensaje llegara hasta los tipos más duros del público asistente.

En esta oportunidad tenía que hablar ante un público de expertos en servicios de información financiera que habían construido sus negocios alrededor de gigantescos volúmenes de datos. Acciones, bonos, opciones, libros de órdenes, tendencias históricas, analíticas complejas… estos tipos vivían y respiraban entre números, así que -de la misma forma que para cualquier otro público- tenía que confeccionar mi “¿Qué es Bitcoin y por qué importa?” para ellos. Esto me llevó a internet a cazar datos que ilustraran mi presentación con un lenguaje que todos estos expertos en datos entenderían sin problema.

El blog de Gráficos de “The Economist” fue un gran recurso. Este site publica una nueva gráfica cada día que ofrece interesantes análisis sobre los datos, lo que encajaba con mi audiencia a la perfección. En ese blog, encontré la siguiente gráfica con datos que provenían de http://singularity.com y que señalaban las tasas de adopción de tecnologías que fueron disruptivas en su momento.

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Esta gráfica muestra un lapso de tiempo claramente decreciente entre que una tecnología está a disposición del público y el momento en que un 25% de la población total la ha adoptado. Como podéis observar, llevó 46 años que un 25% de los USAnos pudieran darle al interruptor y encender la luz; y por 1991, ya sólo tomó 7 años para que un 25% de los USAnos tuvieran acceso a internet desde que fue un producto comercialmente disponible. Genial.

Esto me llevó a preguntar: ¿cuánta gente usa internet a día de hoy? Después de un poco de búsqueda, identifiqué un website llamado http://www.internetworldstats.com/stats.htm que se dedica a machacar más datos. Estupendo. Esta tabla muestra que en Junio de 2014, un 87’7% de los USAnos tienen acceso a internet. Hemos recorrido un buen trecho desde 1991.

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Cuando comencé a colocar estas gráficas en mi presentación, me di cuenta de algo.

Cada una de las tecnologías disruptivas que aparecían en la primera gráfica tenían algo en común: necesitaban de una importante infraestructura para poder llegar a concretar su potencial. La electricidad, el teléfono, internet, requieren el tendido de cables que unen desde casas hasta países separados por océanos. La radio, la televisión y los teléfonos móviles necesitan de torres de repetición y antenas. Internet depende de la fibra óptica y del cable de cobre, de satélites, centros de datos, servidores y millones de horas humanas de trabajo haciendo software. Todo ese capital fue formándose en un lapso de unos 25 años. Una vez que la infraestructura estuvo en su lugar y que internet ya estuvo disponible comercialmente, tomó otros 7 años para que los USAnos alcanzaran el 25% en su adopción.

Bitcoin, como tecnología disruptiva que es, también requiere de una infraestructura que lo pueda implementar: funciones hash criptográficas, criptografía asimétrica, matemáticas de curva elíptica, estructuras y protocolos de datos para mensajearse entre pares, transacciones, bloques y scripts. Pero comparado con cualquier otra tecnología disruptiva previa hay una gran diferencia con Bitcoin: su adopción sólo requiere que te instales una aplicación.

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No necesitas tirar cable hasta tu casa, comprarte un nuevo teléfono u ordenador, o rediseñar tu sala de estar. Simplemente necesitas instalar una aplicación, lo que quiere decir que la adopción de Bitcoin se logrará en mucho menos de los 7 años que los USAnos tardaron en adoptar la web. Es más, ese tiempo parecerá largo cuando sea comparado en el futuro.

Hoy día tenemos el 43% de toda la población mundial usando internet. Esto puede parecer poco hasta que te das cuenta de que internet permite comunicarte con otros a través de enormes distancias, y el hecho es que no todo el mundo lo necesita. Hay comunidades alrededor de todo el planeta que interactúan de forma local y satisfacen sus necesidades sin tener que acceder para nada a la red.

Esto trajo a colación la pregunta: ¿qué porcentaje de la población total necesita Bitcoin? Bueno, ¿qué porcentaje de la población mundial necesita el dinero? La respuesta es asombrosa y pone a esta tecnología en una perspectiva completamente nueva.

Ya que Bitcoin y su blockchain necesitan de internet para funcionar, el “simplemente instalar una aplicación” sólo es realizable por el 43% de las personas en el planeta dejando fuera al 57%…. pero aún hay más.

En muchos países de África (y ahora en India y Europa del Este también), la gente usa simples teléfonos móviles para enviarse dinero unos a otros sin internet a través de la red SMS: el servicio se llama M-Pesa. Ya existen servicios que te permiten enviar o recibir bitcoins vía SMS usando el mismo tipo de teléfonos. Hay incluso personas que (por el momento por hobby) se dedican a realizar transacciones Bitcoin vía HAM radio. Es por ello que el alcance potencial de Bitcoin es mucho más grande que el del propio internet y puede ayudar a que el 57% de la población que no tiene internet acceda a él para poder acceder a la economía del mundo Bitcoin.

Así que esto se resume en dos puntos: la tecnología Bitcoin necesita mucha menos infraestructura para ser instalada que cualquier otra tecnología que fuera disruptiva en los siglos pasados, y al mismo tiempo viene a cubrir una necesidad que afecta al 100% de la población en el planeta. Por estas razones, es mi firme creencia que la magnitud y la velocidad de la disrupción de Bitcoin en la sociedad será más grande que nada que hayamos visto antes como humanidad.

Abróchense los cinturones, que esto recién empieza.

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