El salto evolutivo del dinero

En el ensayo ‘Shelling Out’ Nick Szabo describe las características que diferencian a los artículos de colección de cualquier otra mercancía. Estas son:

  1. Más seguridad contra la pérdida accidental y el robo. Durante la mayor parte de la historia esto significó que debía poder llevarse puesto y ser fácil de ocultar.
  2. Mayor dificultad de falsificación. Un subconjunto importante de productos con esta característica eran aquellos considerados costosos por su autenticidad (imposibles o muy difíciles de falsificar).
  3. Valor más precisa y fácilmente aproximado por observaciones simples o medidas.

Monkey-MoneyDe haber sido publicado tras la aparición de Bitcoin en el 2008, Nick no habría dicho más adelante: “Nunca hemos descubierto o elaborado un producto que destaque en todos esos tres puntos”. En efecto, el bitcoin es el mejor “artículo de colección” por:

  • Su máxima privacidad y seguridad. Es difícil imaginar un resguardo de riqueza más privado y seguro que aquel que, gracias a las computadoras y la criptografía, puede reducirse a un secreto personal o un artificio mnemotécnico. Es cierto que existe mucha vulnerabilidad de seguridad en los sistemas informáticos, y que las claves privadas pueden ser robadas; pero este sólo es un problema práctico y resoluble, como pasaba con la fabricación de artículos de colección que pudieran llevarse puestos en la prehistoria, o las gruesas medidas de las instituciones monetarias centralizadas de ahora. Obviamente un collar, una pulsera o un banco pueden también ser robados. A efectos de la vulnerabilidad inherente a cada tecnología monetaria, las criptomonedas tienen el mínimo más absoluto.
  • Llevar la dificultad de falsificación a niveles inéditos, gracias a la unión del trabajo de elaboración con el de validación. Con Bitcoin, el concepto de moneda es indisoluble del de transacción. Esta cualidad no es indispensable para la buena calidad monetaria (el oro, por ejemplo, tiene una muy buena calidad monetaria, independiente de la historia de cada pieza) pero, aparentemente, y dada la evolución natural del dinero según Szabo (y anteriormente Carl Menger) es necesaria para alcanzar los niveles más altos: el bitcoin se comporta más como un artículo de coleccionista que los metales preciosos, en tanto que su historia es importante. Los artículos de colección de la prehistoria estaban hechos de materias primas difíciles de obtener; su elaboración no sólo añadía dificultad de falsificación, sino que a menudo registraba las transacciones para las que se usaba como mnemotecnia, cosa que también representaba valor y coste dentro del entramado de reputación social. Del mismo modo, la cadena de bloques es una madeja de transacciones, apiladas como cuentas ensartadas en un colgante, y verificadas por el sistema de reputación social que es la red Bitcoin. A su vez, la prueba de trabajo, que es la solución ideada Satoshi Nakamoto al problema del consenso en sistemas distribuidos, es la forma en que el artículo de colección “bitcoin” adquiere su solidez y autenticidad, puesto que cada criptomoneda equivale a un historial de transacciones que esta prueba “funde” en la cadena de bloques. Así, de golpe, la “prueba de trabajo” que era para nuestros ancestros encontrar los mejores dientes o conchas para hacer un collar, por ejemplo, se une a la necesidad concomitante que tenían de volcar en ese trabajo toda una simbología de relaciones sociales de confianza y valores.
  • Ser la mejor unidad de cuenta para la estimación precisa de la riqueza y para facilitar la mayor velocidad monetaria. Nadie duda que la divisibilidad y la “fungibilidad” es una propiedad de los números, y no tanto de los objetos materiales. Al ser no más que “un montón de números con valor” acaso el bitcoin tendría que competir con el dinero fiat electrónico en este campo – o con otras criptomonedas – pero no es esta una carrera muy ajustada. El bitcoin puede ser dividido hasta los ocho decimales y, al no depender de una entidad central que deba someterse a los dictados de la política, ofrece unos costes de transacción tan bajos que permite un volumen de micropagos sin precedentes. Ahí donde la acuñación de moneda por los reyes lidios – para optimizar sus recaudaciones de impuestos –  tuvo como consecuencia la aparición de nuevos y más eficientes intercambios entre personas, la superioridad del bitcoin como unidad de cuenta hará que sea posible insertar hasta las cosas (dispositivos conectados entre sí) en la economía. Y todo esto sin mencionar que la escasez de bitcoins, limitada a los 21 millones por propio diseño del protocolo, permite el cálculo de precios de manera confiable y estable, sin la inestabilidad inherente a la inflación y la emisión discrecional del dinero fiat.