Ébola: ayuda sin burocracia gracias a Bitcoin

¡Me siento orgulloso de ser español!

Hoy el es Día de la Hispanidad -en España- y es una de las fiestas “grandes” del país.

Se supone que es el equivalente al 4 de Julio en USA pero la realidad es que aquí no significa nada más que algún desfile con soldados (y cabras como mascota) por el centro de Madrid -en la vieja URSS se hacían en Moscú pero sacaban misiles también- que mostrar en todos los medios y del que la mayoría de los ciudadanos está en contra.

Yo no. Yo me siento orgulloso también del desfile con militares y otros animales.

Ya sé que en otros países hay dos corrientes: una que nos llama “madre patria” y otra que nos pide cuentas por lo que hicieron nuestros antepasados hace más de 500 años. No coincido ideológicamente con ninguna tampoco. Creo que no entienden el destino de los españoles en “lo universal”, como decía nuestro caudillo Franco que se preciaba de poder hablar de la raza española.

España existe para dar ejemplo al resto: eso es lo que parece que nadie quiere entender.

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La crisis del ébola comenzó este 2014 hace muchos meses. La de verdad: la de África.

ONGs como ‘Médicos Sin Fronteras’ dieron la voz de alarma. ¿Y qué? ¿A nosotros qué nos importa? Yo vivo en Europa, concretamente en la mayor frontera de Europa con un África poblada por mafias que trafican con seres humanos y sus esperanzas de llegar a este continente y una vida, si no digna, menos indigna que la que viven.

Las ONG sobre el terreno dijeron lo mismo que todas las veces: es mejor tratar el asunto aquí, en el origen, que intentar paliarlo en otros lugares si se extiende. Dijeron lo mismo, porque es cierto. Pero el ébola nunca había salido de África y no teníamos motivos para pensar que así pudiera ser, ¿verdad? No les hicieron ni puto caso. Europa en crisis y sin un duro no tenía tiempo de ocuparse de lo que le duele a otros.

Hasta que un sacerdote español en África, contagiado de ébola y en plena virulencia del peor momento de la enfermedad, pide ser repatriado para morir aquí. Y aunque la OMS -y todos los protocolos- desaconseja hacer un traslado desde África a Europa de un enfermo activo de ébola, el gobierno de España ve un gran momento para “hacer hispanidad” y decide traerlo como muestra de que España no abandona a los suyos. El gesto publicitario es obvio, más cuando España tiene miles de presos en cárceles en el extranjero -muchos sin condena ni juicio y muchos incocentes- a los que desatiende, y son todos españoles también. Pero no sacerdotes.

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Miguel Pajares, el sacerdote español infectado en Liberia

La idea alarma al país. ¿Traer a un enfermo de ébola que se asume que no tiene ninguna posibilidad de salvación? ¿Traerle para que muera en una habitación aquí? Pero el gobierno sale y dice que no pasa nada, que no existe ningún riesgo por dicha acción. Todo el asunto llena muchas horas de TV y ayuda a tapar los escándalos de corrupción que salen sin parar -el último con 84 miembros de todos los partidos, sindicatos y Casa Real con tarjetas de crédito “black” que no existían contablemente salvo como “errores informáticos”- de forma que luego de traer el primer misionero infectado (pero no  las monjas que sí se podían salvar, por no ser españolas) se trajo a un segundo cura infectado a morir aquí para aprovechar el tirón mediático, por ser español.

Y pasó: el segundo cura también murió pero una auxiliar de enfermería -una al menos- salió contagiada de toda la aventura del gobierno. ¡Somos los mejores!

El primer contagio de ébola fuera de África ha sido en mi país. ¿Quién dijo que no somos punteros? En desempleo, corrupción y ébola somos los primeros en España.

Soy español… ¿a qué quieres que te gane?

Entonces, con la lógica alarma empezaron a salir las informaciones que habían quedado ocultas en todo el proceso. España había atendido a los protocolos de la OMS, pero donde ponía “Traje de Nivel-4 (máximo nivel) con sistema de respiración independiente” ellos leyeron “Traje de Nivel-2 con mascarilla de filtro común”. Donde se habían pedido determinadas características mínimas a un hospital para tener un paciente infectado, España “adaptó” lo que pedían a lo que los hospitales tenían.

España “rehizo” los protocolos para que cuadrasen con lo que había en lugar de con lo que se necesitaba, los degradó a límites que nadie imaginaba hace días. Y de la misma forma mandó a trabajar al personal sanitario: sin medios adecuados (a día de hoy no los tenemos aún) en vestimenta y protección, con una “charla formativa” de no más de 45 minutos donde vieron “un traje supuestamente seguro” pero no se lo pudieron probar ellos mismos, y que completaron para su seguridad con “cinta aislante o americana” y con materiales comunes de enfermería, en ningún caso preparados para riesgos biológicos como el ébola.

La lista de despropósitos cometidos por el gobierno de España es tan larga que tan sólo listarlos superaría el tamaño de este texto. Basta con ver la foto de lo que en USA hacen ante la simple sospecha -por un comentario jocoso de un pasajero en un avión- de un caso de ébola y con qué trajes lo hacen:

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Ahora miren con qué trajes hemos enviado a nuestro personal a tratar con enfermos ya confirmados y totalmente activos (lo que se ve en las muñecas de la persona es cinta aislante o adhesiva) en el “hospital de referencia en ébola para todo el país”.

Para rematar, y sin entrar a fondo en el asunto, cabe mencionar al Consejero de Salud de Madrid, que -haciéndonos sentir orgullosos de ser españoles- dijo que la culpa del contagio era de la trabajadora y que había mentido, porque había ocultado información, o no sabía usar un termómetro para tomarse la fiebre. Sin embargo, Teresa Romero, la enferma y trabajadora, llamó varias veces al hospital de referencia donde trabajaba, informó de su estado y pidió órdenes, pero la mandaron a su hospital habitual, haciéndola esperar horas entre más personas, y donde le recetaron “Paracetamol” para la fiebre mandándola a tomarlo a su propia casa. Días después y desde otro hospital (también sin medios adecuados) ya tuvieron que aceptar que era ébola y por fin, entonces sí, la mandaron al mismo hospital en el que ella había trabajado con el ébola y los dos casos traídos a España a morir desde África: a la misma habitación que usaron los muertos y que ella cuidó. El descontrol del gobierno de España ha producido -en este tiempo- 15 contactos “de alto riesgo” y 80 contactos de “bajo riesgo” con una sola persona que se suponía que estaba bajo el protocolo sanitario más seguro existente en nuestro país.

Mientras Rajoy, como presidente, salía en los medios diciendo que “sus colegas en Europa le decían que España lo estaba haciendo perfectamente con el ébola y que estaban orgullosos”. Pero cuando fue al hospital epicentro del ébola en España, no pudo apenas acceder al centro porque el personal del mismo le tiró hasta los guantes de protección (como los que les dieron para luchar contra dicho virus) y tuvo que largarse de allí para hacer una especie de numerito oficioso -desde fuera del hospital y por la puerta de atrás- con la prensa pero sin trabajadores ni ciudadanos que pudieran contradecirle. ¿Cómo no sentirse orgulloso de ser español?

A la vez en USA han tenido ayer el primer contagio de América con ébola, ya confirmado por análisis, también a una trabajadora que había estado con una de las víctimas del virus que habían tratado allí. La diferencia no deja lugar a dudas: mientras que en España el máximo responsable de la zona decía que la enferma había mentido, que no sabía tomarse la temperatura u ocultaba datos, en USA el máximo responsable daba la cara hasta el final, con la verdad por delante.

Para empezar, la víctima contagiada en USA es una heroína nacional y, a la hora de buscar dónde se ha producido el fallo, a nadie se le ha ocurrido intentar culpa a la trabajadora: de hecho, los protocolos -todos menos los hechos en España- contemplan incluso los posibles fallos de quienes los aplican.

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En USA lo han dicho bien claro cuando les preguntaron el “grado de preocupación” con respecto al ébola que tenían las autoridades: el máximo. ¿La razón? “Tenemos un protocolo contra el ébola que no se ha vulnerado y aún así, una de las personas que lo han seguido ha sido infectada. ¿Cómo no tener la máxima preocupación?”, vino a decir el responsable en USA ante los medios.

Si fueran españoles, sabrían que no pasa nada: nuestro gobierno nos ha dicho que “ahora ya estamos seguros porque han mejorado algo -sin llegar a lo que pide la OMS- los protocolos aquí implantados” aunque estamos 30 años por detrás con respecto a USA en conocimientos y medios contra estos patógenos. Por eso me siento orgulloso de ser español: somos el ejemplo de lo que no se debe hacer. El mejor ejemplo de todos los errores que se pueden cometer somos nosotros. El paciente a estudiar para evitar acabar igual, es España.

Ahora sí: ¿qué pinta el Bitcoin aquí?

En un mundo globalizado, con comunicaciones reales mediante aviones y otros medios de transporte entre casi todo el planeta, era cuestión de tiempo que, con un brote suficientemente fuerte, como el de África -donde frecuentemente los cadáveres quedan tirados en las calles o a los enfermos de ébola se les manda a casa a morir porque no pueden ser atendidos-, acabásemos viendo pacientes con ébola en muchos países que no son el hábitat original del virus. Ahora todos los medios nos parecen pocos, ante una enfermedad que tiene una tasa de mortalidad entre el 50% y el 90% de los contagiados, pero hasta que nos ha tocado, el ébola era un recurso de las películas de corte apocalíptico y una enfermedad extraña que viene de África -como ocurrió con el VIH hasta que pasó a ser común- pero no un asunto al que hacer frente.

Los obsoletos medios y estructuras de las clásicas ONGs del “primer mundo”que trabajan en el tercer mundo hacen que de cada 100 dólares donados para una causa, menos del 10% llegue finalmente a dicha causa, quedándose el 90% en mantener la ineficiente estructura. Hasta donando dinero para las mejores causas por los medios tradicionales, a veces contribuimos a más de un objetivo: con algunos estamos de acuerdo, y con otros no. Pero no podemos elegir, tan sólo si ayudamos o no de la forma que está establecida.

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Mapa de distribución del Ebola hasta Septiembre de 2014

Países como Sierra Leona o Liberia, donde ha se ha iniciado la crisis del ébola, son países realmente sólo en lo nominal, ya que son grandes extensiones de tierra dominadas por grupos armados en constante guerra, donde es común el saqueo y la violación de los derechos humanos más elementales. No existe el estado de forma funcional, excepto para cobrar sobornos en la mayoría de los casos. Y a menudo los responsables de estos estados y sus grupos armados son los beneficiarios finales del dinero que se envía desde otras partes del mundo. Al mismo tiempo, las regulaciones “anti-blanqueo” afectan a dichos países más que a los occidentales donde el acceso al dinero en metálico es más sencillo y seguro: la política que obliga a conocer al cliente -incluso al que dona dinero en una cuenta bancaria- y que trata a los movimientos no convencionales como ilegales, aunque no lo sean, hace que enviar fondos en metálico a estos países sea poco factible ya que acaban entrando en un círculo de desgobierno y corrupción que hace que se pierdan -entre organizaciones estatales y ficticias- sin llegar a servir a las víctimas reales.

Para evitar eso, un grupo llamado Sierra Leone Liberty Group o SLLG, dedicado a promover la libre empresa y las ideas libertarias, dejando claro que sigue colaborando con lo que queda de gobierno pero sin fe en él, se ha puesto manos a la obra con el ébola. Y lo han hecho, además de con las hasta ahora únicas vías de transmisión de dinero, aceptando donaciones en bitcoins. A todos nos resulta obvio que es imposible o casi pasar bitcoin a dinero local en países así, pero esto es finalmente posible por el mentor en los USA de dicho grupo, el escritor y economista Dan McLaughlin que hace de “salida” al dinero fiat que, sin otro medio de momento, envía por el menos malo de los demás canales disponibles. Pero al menos dicho dinero llega directamente a quienes trabajan sobre el terreno con el ébola, sin tener que alimentar costosas organizaciones humanitarias y apoyando que sean los propios países los que generen recursos y personal para atender sus necesidades.

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Miembro del SLLG en un hospital local

El dinero recibido se emplea en comprar material sanitario, médico, de higiene y desinfección, así como alimentos, porque el ébola no sólo está matando por sus efectos como virus, sino que los bloqueos, huelgas de enterradores y trabajadores en contacto con el ébola, y medidas de seguridad adoptadas por los que hasta ahora proveían suministros alimenticios y de primera necesidad, están dejando a la población más desvalida aún sin sus escasísimos recursos habituales. Si antes la única defensa que podían tener frente al ébola era una pastilla de jabón, eso ha pasado a ser un artículo de lujo que ya no está al alcance de todos.

Esta semana veremos a países de todo el planeta llenando sus medios con el ébola. A diferencia de otras veces, quien tiene bitcoins tiene la posibilidad de ayudar directamente a un grupo de personas -de la zona- que están sobre el terreno luchando y que no tienen una súper-estructura que pagar y mantener con donaciones, sino que todo el dinero va a llegar a aquellos que realmente sufren la desidia de los gobiernos con el ébola.

Dona bitcoin para ayudar a poner freno a tiempo a esta situación allí donde menos medios tienen y más lo sufren. O hazlo por egoísmo, para disminuir las probabilidades de que llegues a ser un infectado más en tu tranquilo país. Pero hazlo ya, antes de que sea demasiado tarde.

PS: Estoy orgulloso de ser español, porque el suero con anticuerpos que España está administrando a los enfermos, está saliendo de la monja misionera que sobrevivió a la enfermedad. Justo aquella que no quisimos traer a nuestros hospitales, porque no era española.

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