Carta de Ross Ulbricht a la jueza a cargo de dictar su sentencia

¿Qué le dirías a la persona que tiene tu vida en sus manos antes de que tome una decisión?

A Ross Ulbricht le ha tocado, como último gesto antes de la sentencia, hacer uso de su derecho a declarar ante el juez cuando quiera y a enviar una carta pidiendo clemencia. ¿Qué dirías tú?

noticias-bitcoin-Ross UlbrightLas palabras en este caso quedan manchadas por la situación y el contexto de quien las escribe: un hombre preso por el gobierno de USA, que le va a encarcelar una cantidad de tiempo entre 20 e infinitos años.

No puedo culpar a Ross por sus pensamientos, bastante honestos me parecen. Es normal que busque, en este momento, una forma de mejorar su situación. No puedo culparle por ello. Hace poco, hablando con la madre de Ross, comentaba con ella que DEFCON, el administrador de Silk Road II tras la captura de Ross, había sellado su compromiso matrimonial con su novia de toda la vida. ¿Cómo era eso si había sido detenido por los mismos cargos que Ross? Pues porque ha elegido a tiempo convertirse en un cooperante de la policía y el estado… y eso puede salvarle del futuro de Ross. Como me dijo Lyn, no puede culpar a DEFCON de haber hecho lo mejor para su culo en esa situación.

Ross y su equipo legal saben que el tema de las drogas en USA acarrea posiciones morales y enciende apasionados debates, pero que sobre todo la guerra contra las drogas es uno de los pilares morales del americano medio, a quien se le ha presentado todo lo relativo a las sustancias psicoactivas como algo encaminado a la degeneración de la persona, en lugar de mostrar sus riesgos y sus virtudes.

Hay partes de la carta con las que no puedo estar de acuerdo, pero que entiendo dada la situación: no puedes pedir clemencia diciendo que no hiciste nada malo. No puedes pedir clemencia y recordarle a la jueza que los usuarios de Silk Road decidieron libremente sobre sus vidas, o destacar que tu obra, Silk Road, inauguró un paradigma que ha reducido efectivamente la violencia y que estará vivo durante todo el final de la prohibición de las drogas. No puedes decir la verdad.

Ross-UlbrichtPor supuesto que cuando se anda con drogas, uno corre diversos riesgos: desde la adicción en algunos casos, a sufrir efectos agudos desagradables que conviertan la experiencia buscada en una pesadilla. Todo puede pasar.

Pero ocurre bajo el intocable mandato de nuestra libre voluntad: nadie nos obliga a consumir drogas.

A pesar de tu arrepenti-MIENTO, no puedo sino darte las gracias por tu trabajo, Ross.

Con tus errores y tus aciertos, con todo, eres bastante mejor ser humano que aquellos miserables que te mantienen preso.


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Estimada Juez Forrest,

Te escribo esta carta en adelanto a mi venidera sentencia. Esta carta resulta difícil de escribir ya que, como cualquiera que enfrenta un castigo, tengo un gran incentivo para decir cualquier cosa que pueda redundar en una sentencia más suave. Pero me he mostrado honesto y franco a través de todo este proceso y así será en esta carta igualmente.

Mi encarcelamiento durante el pasado año y medio me ha dado un montón de tiempo para reflexionar sobre las acciones que llevaron a mi arresto y condena, y sobre las motivaciones para dichas acciones. Cuando creé y comencé a trabajar en Silk Road no estaba buscando rendimiento económico. Estaba, de hecho, en muy buena posición económica en ese momento. Estaba a la cabeza de una startup, Good Wagon Books, que estaba creciendo y tenía potencial. Tenía dos grados universitarios que me habrían permitido ocupar un excelente puesto de trabajo si la startup hubiera fallado. Creé Silk Road porque pensé que la idea de un sitio web así era valiosa, y que levantar Silk Road era lo que debía hacer. Creía en ese momento que la gente debería tener el derecho a comprar y vender aquello que deseasen siempre que no causasen daño a terceros. En cualquier caso, desde entonces he aprendido que tomar acciones de forma inmediata basadas en las propias creencias, sin tomarse el tiempo para pensar a fondo acerca de ello, puede llevar a consecuencias desastrosas. Silk Road resultó ser una ingenua y costosa idea de la que me arrepiento profundamente.

Se suponía que Silk Road daría libertad a la gente para tomar sus propias decisiones a la hora de perseguir su propia felicidad, como quiera que buscasen encontrarla. En lo que se convirtió fue, en parte, en una cómoda manera de que la gente diera satisfacción a su adicción a las drogas. No apoyo ni nunca he apoyado el abuso de drogas. Aprendí de Silk Road que cuando le das libertad a la gente, no sabes lo que van a hacer con ella. Mientras sigo pensando que a nadie se le debería denegar el derecho a tomar las decisiones por sí mismo, yo nunca busqué crear un sitio que fuera otro camino para que la gente alimentase sus adicciones. Si hubiera sido más maduro, o más paciente, o hubiera tenido algo más de “mundo” entonces hubiera hecho las cosas de forma distinta.

Fui ingenuo de otras formas también. Antes de este caso nunca había sido arrestado, y mucho menos encarcelado. La pérdida de libertad era un concepto abstracto para mí. Sabía que era malo, pero no tenía una clara idea de lo que en realidad sería. Ahora he aprendido que el peor de todos los aspectos de la pérdida de libertad es la separación de mi familia y seres queridos, así como el daño que les he causado. Si me hubiera dado cuenta del impacto que Silk Road iba a tener sobre las personas que más quiero, nunca lo hubiera creado. Lo creé por lo que en su momento pensé que no eran razones egoístas, pero resultó ser un acto de egoísmo.

Al crear Silk Road, he arruinado mi vida y destruido mi futuro. Malgasté la envidiable educación que mi familia me dio, todas las oportunidades que me han dado, las que yo mismo he ganado y mis talentos. Podría haber hecho mucho más con mi vida. Lo veo ahora, pero ya es tarde. Se le pide que me condene al menos a 20 años. En 20 años podría haber hecho una contribución positiva a la sociedad, sin romper la ley. En 20 años podría haber criado a mi propia familia, y haber celebrado incontables hitos en las vidas de mis amigos, padres y hermanos. Le digo todas estas cosas porque quiero que sepa que aunque añoro el confort y las alegrías de la libertad, la parte más dolorosa es la pérdida de mi capacidad para apoyar a la gente que quiero y ser parte diaria de sus vidas como un miembro productivo de la sociedad. Por estas razones, si usted considera que merezco una sentencia que permita mi eventual salida de prisión en el futuro, no perderé mi amor por la humanidad en mis años de encarcelamiento, y tras mi liberación haré lo que pueda para compensar a la gente que quiero por no haber estado a su lado, y para hacer un mundo mejor pero dentro de los límites de la ley.

Tal y como yo lo veo, una sentencia a cadena perpetua es más parecida en su naturaleza a la pena de muerte que a una sentencia de un número finito de años. Ambas te condenan a morir en prisión, pero la cadena perpetua lo hace más lentamente. Si consigo salir de prisión, dentro de décadas, no seré el mismo hombre, y el mundo no será igual entonces. Con seguridad no seré el rebelde y temerario que creó Silk Road. De hecho, seré viejo, al menos 50 años de edad, con la amargura que la vida en prisión trae consigo. Conoceré de primera mano la pesada carga de la ley y sabré mejor que nadie que el riesgo no vale la pena. Incluso ahora entiendo el terrible error que cometí. He vivido mi juventud, y sé que debe quitarme mis años intermedios, pero por favor déjeme vivir la vejez. Por favor, deje una pequeña luz al final del túnel, una excusa para permanecer sano, una excusa para soñar que vendrán días mejores, y una oportunidad de redimirme en el mundo libre antes de conocer a mi creador.

Sinceramente, Ross Ulbricht.

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