Bitcoin “Long & Quiet” 2017 Blues

Por Symposion

Mientras esa moneda de menos de una década de existencia rompía los 1.000 dólares, y los 1.100 dólares por bitcoin –esta vez en serio y no por un actor distorsionando con falsos movimientos el mercado como era el exchange MtGox– me encontraba en Marruecos. El día 12 de diciembre, en un tuit, había expresado mi creencia de que el fin de año iría marcado por un rally aunque no esperaba algo tan abultado (rápido en crecimiento) como esto, y de hecho, lo hubiera preferido más lento ya que parece que la moneda asume mejor su valor con tiempo.

Merendando unas patatas fritas, le contaba a Ismael –hermano de Osama, mi cocinero favorito– que lo importante de Bitcoin no es el dinero inmediato que puedes ganar especulando con él, sino la calidad de este dinero. Y esto, extrañamente, lo hacía en Chefchaouen que es un pueblecito en medio de las montañas de la cordillera del Rif y a una persona con un grado en sociología y pintor, además de contable. Me decía que no sabía demasiado del tema, aunque era capaz de entender y retener el concepto de Blockchain y de comprender que varios países estaban desarrollando “proto-monedas” con esta estructura copiada.

No lo hacía en esta ocasión –como en otras veces– con una intención de dar a conocer a Bitcoin sino de explicarlo, ya que ya lo conocían. ¿Y qué le expliqué? Pues no usé ni una vez la palabra criptografía ni blockchain, y le dije lo que necesitaba para poder usarlo (una simple conexión) y las ventajas que eso le reportaría además de ser un dinero con el potencial de crecer con el tiempo en su valor. Hablamos de lo que sería aplicar 21 millones de monedas para pagar todas las transacciones en el mercado negro y lo que tendría que costar cada bitcoin. O en el de petróleo. O en el inmobiliario. O en el de café. O en el de… ponga y sume lo que quiera el lector aquí. Y sobre todo, que su dinero sería de mejor calidad, ya que no podría ser embargable por ningún juez o estado, manteniendo un excelente control de la propia información económica al no dar pistas de lo que se posee a haciendas entrometidas.

También mencionamos que en España, ahora, no se podrá efectuar un pago de más de 1000 euros sin que sea mediante banco. ¿Por qué? ¿Y los que no tenemos ni queremos nada con los bancos? Otra excelente área de crecimiento inmediato para Bitcoin que nos brinda –desinteresadamente– la torpe hacienda española de la mano de los cretinos políticos hispanos.

Quiero hacer mención –ya que saco a la madre del diablo a bailar– al diputado andaluz Juan Moreno Yagüe AKA @Hackbogado –de Podemos Andalucía– quien está empeñado en defender que una versión propia de la blockchain sería una excelente forma de controlar el dinero del estado de forma pública y transparente, para que no se pierda por los caminos (de los bolsillos de unos cuantos trepas) ni un centimillo. Y está empezando a difundir entre los legos las ventajas de la estructura de Bitcoin, aplicada al control estatal.

De ahí, en nuestra charla, pasamos a cuestiones de macroeconomía al intentar evaluar el impacto y crecimiento de una moneda con esa características, en un mundo que se dedica a perseguir el dinero en metálico como está pasando ya, mediante el cierre de sucursales para forzar el uso de la banca electrónica. Todo eran ventajas.

Al final, cuando me iba, él mismo estaba explicando en árabe algunas de las cuestiones a otras personas que se habían enterado de algo de la conversación. ¿Por qué? Pues supongo porque el nombre ya suena y pesa, porque la tele habla de ello, porque 1000 dólares por pieza es un precio –cuando menos– llamativo, y porque es necesario. Así. Si no fuera necesario para su vida, si no fuera algo que poder incorporar de forma inmediata para su beneficio, no le habría interesando. Bitcoin hace tiempo que es simplemente necesario, y su valor monetario es sólo una consecuencia de una mayor conciencia de esa necesidad frente a la incautación, a los impuestos abusivos, al control fiscal o a la maldita inflación (o cómo los estados nos roban mientras nos dan más billetitos de colores).

Volvía para el hotel, y los datos me decían que era más rico que cuando salí un rato antes, pero tampoco me pareció demasiado sorprendente. Simplemente, un poco más de calma chicha para no tener que preocuparme de una excelente inversión que está en plena burbuja –ya especulativa– y que seguirá creciendo año tras año, salvo imprevistos que siempre pueden surgir pero que no me cabe duda de que serán sorteados de la mejor manera posible, una vez que la gente entienda qué es lo que está aquí en juego. Calma. Tranquilidad.

De hecho, yo que siempre estoy con música sonando, no tengo nada que rompa el silencio salvo el maullido de una gata en celo (no metafórica) que busca rollo por la calle. ¿Por qué debería estar más alegre? ¿Porque se haya inflado el valor del bitcoin en unos días o porque unos cuantos más lo han entendido?

Por supuesto que no todos los que invierten en Bitcoin son bitcoiners, pero cuanto más se invierte en Bitcoin más bitcoiners terminan apareciendo, y cada uno de ellos es un educador/divulgador en potencia que podríamos tener “en nuestras filas”. Un beneficio que redunda en todos quienes participan. Personalmente, eso lo entendí hace años ya. Y no tengo costumbre de alegrarme por aprender dos veces lo mismo porque sería como alegrarme de haberlo olvidado. Así que bienvenidos, nuevos inversores y bitcoiners: pasad y sentaos cómodamente, que hay sitio para todos y para seguir creciendo.

Divertidamente también he tenido un momento de recuerdo para todos esos escépticos incluso ante la evidencia, burlones, faltones, cretinos e ignorantes que se reían cuando el bitcoin bajaba POR DEBAJO DE 200 DÓLARES mientras algunos (de los que ya nos habíamos enterado de qué iba esto) comprábamos ávidamente. En esta web teníamos varios, haters que no llegan a troll ni por mucha vitamina que les den –porque un troll tiene como primera cualidad ser inteligente, o no es nada porque no es troll– entre los cuales uno agitaba la bandera del FUD MtGox alocadamente y lanzaba contra Bitcoin todo lo que podía, como si su sueldo dependiera de ello.

Recordé a todos los que no tuvieron tiempo para prestarle a una buena idea como esta y se lo perdían –a pesar de necesitarlo como los demás– y pensé que tal vez ahora que el bitcoin valía 4 cifras, les diera más vértigo acercarse al tejón melero AKA “tejón cojonero” de la economía digital. Pero me alegré por gente como @Redvamas de VisualGrafik que aceptó como pago Bitcoin y me escribió para decirme lo contento que estaba al encontrárselos ahora mismo con este precio o como Gorka, de Eljardindelaalegría.net que tuvo la inteligencia de prestar tiempo a escuchar sobre Bitcoin y convertirse en el primer Grow Shop de España vendiendo productos de forma activa con Bitcoin a diferentes personas (ya no soy el único cliente que le paga así hace tiempo), y cómo había sabido aprovechar el asunto, mientras su socio era incapaz de comprenderlo siquiera, aunque también recibía el beneficio de la idea y el valor de otros (Bitcoin también ayuda a quienes ni le conocen ni le estiman lo suficiente). Hoy, con la perspectiva que da la victoria, sería injusto burlarme de quienes no supieron ver las virtudes de esta moneda, y prefiero que ellos también se beneficien de una forma clara, porque que ellos se incorporen a usar Bitcoin redunda en beneficios tanto para ellos como para mí.

No pude evitar una mueca burlona antes de apretar el vientre sobre la húmeda loza, cuando recordé cómo desde uno de los círculos de Podemos, el supuesto “Podemos Cannábico” (pero con 1 sola “ene”) me preguntaban –echando espuma de rabia por la boca, por una entrevista que mostró lo irrelevantes que eran para Podemos– si me iba bien vendiendo drogas en Silk Road, el conocido mercado anónimo de pago con Bitcoin. Aquí los tuits de su vergüenza y rabieta. Nunca me fue mal con Bitcoin, ni siquiera en el ultra-asaltado Silk Road. Tengo más que antes, y valen más que antes. Y desde esta bonita atalaya de los 1100 dólares por Bitcoin (también para los narcos que no se esconden en política como ellos) sobre la que surfeamos ahora mismo, les dedico un besito ya que están muy necesitados de atención (eh, no os quejéis que así al menos se os menciona en la red), y especialmente dentro de su partido partido… “Ahora Podemos, Ahora –si eso– ya vemos”.

Así que calma, ante este globazo numerario, calma y mucha calma.

Tranquilidad. Bitcoin sigue siendo el mismo que hace unos años, y seguirá siéndolo cuando dentro de 5 años alguien lea este texto y diga: jooooder, por qué no invertí yo en Bitcoin cuando lo conocí?? Pero será más interesante si al final lo que surge en su mente es un “pues ahora que ya lo conozco, no lo voy a dejar escapar”.

Y mientras, seguirémos entonando el Bitcoin Blues, con una armónica que sopla como una maquina de vapor de una locomotora cachonda y una guitarra que lo quiere mantener todo en la armonía de 12 compases encabezado con una pentatónica tonadilla que nos habla de cuando algunos luchaban contra la maquina de vapor, mientra otros la conducían con la calma de saber que finalmente se impondría.

Mucha y larga calma para el Bitcoin Cojonero.