Bitcoin, al rescate de los usuarios de kratom

Kratom-bitcoinEl kratom es un árbol asiático -Mitragyna speciosa- que crece naturalmente (también en régimen de cultivo) en Tailandia y áreas limítrofes. Las hojas de este árbol se han usado de forma tradicional en etnomedicina -y otros usos más comunes, como alimento incluso añadido en la comida- desde tiempo inmemorial en las zonas donde naturalmente ocurre. Tradicionalmente se ha considerado un “lenitivo” para las duras condiciones de vida de los habitantes y trabajadores de la zona, en una forma muy similar a la que se considera la hoja de coca en algunos de sus países originalmente productores.

De él -tradicionalmente- se utilizan las hojas, frescas o secas. Se le achacan dos tipos de efectos según la dosis consumida, con una dosis baja resulta un estimulante suave y con dosis mayores sus efectos narcóticos se hacen más evidentes. Su farmacología es compleja, tiene decenas de alcaloides y se achaca a la mitragina o a la 7-OH-mitragina el grueso de su acción en humanos, aunque siguen haciendo falta investigaciones que diluciden estos aspectos, aún poco claros. Estos alcaloides se comportan como agonistas parciales del receptor opioide mu, en comparación con los agonistas totales como pueden ser el opio, la morfina o la heroína. En otras palabras: tiene efectos similares a los de esas drogas porque actúa en receptores similares de similar forma, pero no son intercambiables como pueden ser los de morfina, heroína, metadona o fentanilo.

Su prohibición en la era moderna la inaugura su principal productor, Tailandia. Las razones no están nada claras. Por una parte, la visión -actual- del Transnational Institute (un organismo relacionado con políticas de drogas) es que fue prohibida para evitar la pérdida de ingresos por la sustitución del opio por parte de los usuarios. Es en mínima parte cierto y en máxima parte no. ¿Por qué? Decir opio en esa zona del mundo tiene connotaciones culturales muy distintas a las nuestras.

Para empezar, las malcontadas guerras del opio que acabaron con la pérdida de Hong Kong por parte de China. En dicha contienda, el Reino Unido (UK) intentó forzar a China a comprar el opio que compraba en otras partes del mundo, inundando su mercado. La contienda terminó cuando, en un inteligente movimiento y tras una inicial prohibición con penosas consecuencias, se permitió de nuevo el cultivo y comercio del opio en territorio chino, eliminando la necesidad de un “camello exterior” como era UK, que llegó a explotar la peligrosa combinación de dos inventos en el pueblo chino: la recién creada jeringuilla hipodérmica y la poco anterior morfina en forma de sales que ya vendía la casa Merck.

Opium_War

El marketing de UK en el último periodo de las guerras del opio “rebautizó” a la morfina como “el opio de Cristo” en un salto adelante a la hora de mezclar religión, colonización y en este caso, adicción. Y puso a los misioneros como su mejores comerciantes en la zona. Se trataba de que se entendiera como un avance propio de pueblos cultos -inyectarse morfina- frente al bárbaro placer o afición de fumar o comer opio.

Saltamos a otra guerra. El final de la segunda guerra mundial estaba en camino en el año 1943 y una de las lecciones aprendidas de ella, es que el suministro de opio era esencial para un ejército. La morfina si bien tiene síntesis totalmente artificial, no sale rentable producirla de esta forma (igual que la cocaína) y para paliar el dolor, el analgésico estándar del opio debe ser tomado de la naturaleza. Eso sigue siendo así a día de hoy. Alemania en su carrera bélica había intentado producir nuevos fármacos que sustituyeran a los mórficos, con el resultado de la metadona (también llamada dolofina, en un nombre que viene del latín y no de un homenaje a Adolf Hitler como algunos sugieren erróneamente) pero que resultó ser tan potente de acción, tan larga de vida media y tan peligrosa cuando se renovaban dosis por acumulación, que la desechó para su uso con los soldados alemanes por ser demasiado peligrosa. ¡Qué malo Hitler! Menos mal que luego vino Nixon y la rescató por consejo de Avram Goldstein, para dispensarla y “curar drogadictos”.

No existía el fentanilo aún -uno de los mejores opioides en relación a su potencia por peso- y la carencia de mórficos tuvo su importancia en el manejo de la guerra y sus suministros esenciales. La búsqueda de nuevas opciones botánicas de donde sacar fármacos estaba en su máximo apogeo.

El opio, que tradicionalmente se ha consumido en la zona, tenía un mercado regulado desde hacía unas décadas. El pequeño cultivo para uso personal de opio era común y tolerado, con las habituales mordidas como en otros bienes en cultivos controlados por los jefes locales o autoridades.

En ese contexto y en ese área del sudeste asiático se produce la prohibición del kratom por Tailandia, con una vergonzosa ley que lo prohíbe y exige que sean cortados los árboles existentes.

kratom prohib

El hombre hace leyes, y la naturaleza se ríe. La ley resultó inútil porque la naturaleza no obedeció, ni tampoco el hombre que siguió consumiendo la planta como hizo durante siglos. El motivo no fue tanto una prohibición con el objetivo de mantener la recaudación impositiva -el opio se vendía a nivel estatal, sí, pero ya como fármaco- sino asegurar el valor del opio que como zona productora gestionaba, frente a la amenaza de un nuevo producto de origen vegetal, que en este caso se produce natural y masivamente, no como el opio que exige una planificación y trabajo muy superiores. El kratom fue entendido como una amenaza económica a un mercado internacional -legal o no- como el del opio. Para algunos, esa prohibición injustificada por motivos de salud -el kratom aunque es adictivo no parece ser un problema social ni de salud pública, tampoco ha causado muertos- y obviamente inútil de puertas para adentro del estado (el kratom crece como un arbusto más, que puedes coger y consumir al pasar) fue una medida hecha para proteger de competidores del opio y a sus señores, no porque los adictos al opio se pasaran al kratom, ya que sus efectos no sustituyen a los del opio (aunque tengan relación y puedan suavizar la abstinencia del mismo, también pueden desencadenar síntomas abstinentes en adictos al opio, como ocurriría con otros agonista parciales del receptor mu, como la buprenorfina si se le da a un usuarios de morfina o metadona).

Hasta hace unos 10 años el kratom había sido una planta prohibida allí y ajena a nuestro mundo occidental donde es legal, hasta la irrupción de un gusto renovado por los “etnobotanicals” exóticos como el Loto Azul o el Kava-Kava (pocos años antes). Obviamente si hubiera tenido las mismas propiedades que el opio (igual que dos vegetales pueden tener los mismos compuestos) hubiera tenido el mismo éxito en el pasado. Pero eso no es así, aunque el interés por drogas legales hizo que se explotase un mercado de kratom que ofrece desde la simple hoja seca a distintos concentrados del mismo, incluso una resina superpotente en relación a la concentración normal de la hoja.

Kratom Capsules

Aunque el kratom no es ilegal en casi ninguna parte del mundo, y sus primeros prohibicionistas como Tailandia hace tiempo que saben que cometieron un error del que no pueden dar marcha atrás (en un país en que la posesión de droga te puede costar la vida), en USA está considerado como una de las plantas o sustancias de atención (preocupación). Así que, si bien no existen leyes claras que lo prohíban, es cierto que muchos proveedores de pagos con tarjeta no quieren mezclarse con estos asuntos de drogas y la mala prensa que arrastran. Y aún siendo un bien legal resulta a veces complicado de comprar por esas restricciones.

La gente de KratomCentral ha decidido explotar la vía del Bitcoin para facilitar la adquisición de su producto y en una pirueta han dicho que el Kratom y Bitcoin van mano a mano. No en valor, sino en cuestiones como que “Bitcoin no discrimina contra ningún tipo de vegetación”. Según explican en una entrada de blog, ellos no pueden acceder a cuentas comerciales en EE.UU., lo que en la práctica significa que no pueden aceptar pagos con tarjeta de crédito o crear una cuenta de PayPal para su negocio. Sin embargo, hay que decir que el link que dan es el de un banco que no quiere tratos con actrices porno -en otro acto de falta de respeto a la libertad humana, pero que nada que ver con drogas o kratom-.

Nosotros, simplemente nos alegramos de que haya otro comerciante más que acepte la moneda.