Algunas cosas que CASI todos los anti-bitcoiners tienen en común

anti-bitcoiners
Image by taichi nishida



Por Seth King


Traducido al español por Borja Barranco



Entre la población anti-Bitcoin existen ciertas tendencias que me gustaría señalar, aún a riesgo de parecer desconsiderado.  Saco a la luz este tema porque pienso que una vez detectadas las causas del problema, resulta más fácil abordarlo. Antes de nada me gustaría aclarar que siempre existen excepciones a la regla, aunque pienso que esta generalización es bastante acertada, y por ello debería guiar nuestras acciones.

Se pueden distinguir tres atributos fundamentales en el típico anti-bitcoiner:

El primero, el anti-bitcoiner suele ser mayor, lo cual no me extraña en absoluto. ¿Debería sorprendernos que una persona de 60 años no sea capaz de entender por qué una moneda digital peer-to-peer creada por un programador anónimo y que implementa un sistema distribuido basado en claves criptográficas públicas y privadas, puede valer más que las monedas fiat? La mayoría de la gente de más de cuarenta años y sin conocimientos técnicos ni siquiera sabe qué significan estos términos.

En segundo lugar, el anti-bitcoiner promedio no ha usado la moneda ni siquiera una vez. No usare el refrán “No lo rechaces si no lo has probado”, porque se me ocurren muchas cosas que nunca he probado y me alegro de rechazar. Nunca me he inyectado heroína ni tampoco he matado jamás a un inocente. Rechazo esas cosas porque no me seduce la idea de envenenarme, ni la de cometer crímenes que ensucien mi alma para siempre. De modo que este refrán es una defensa muy pobre contra los anti-bitcoiners. Dicho esto, comparar las cosas que yo rechazaría con Bitcoin sería algo así como comparar el día y la noche. En vez de almas agobiadas por el peso de la inmoralidad, o bien debilitadas por una adicción, los bitcoiners parecen individuos prósperos, felices e inteligentes.

El problema de no haber probado nunca Bitcoin es que se hace muy difícil comprenderlo. Imagínate lo que sería entender la música si nunca la hubieras oído: la gente podría tratar de explicarte lo maravillosa que puede llegar a ser; podrían intentar definirla diciendo que es como el sonido, pero con diferentes vibraciones, a ciertos ritmos y con una variedad de tonalidades y de volumen tal que resulta placentero a los oídos. ¿Ehh?

El tercer rasgo es que el anti-Bitcoin no suele saber explicar qué es Bitcoin o cómo funciona. Nunca, ni una sola vez,  he conocido a una persona, o he visto a alguien en un programa televisivo, que rechazara a Bitcoin y supiera explicar con exactitud qué es y cómo funciona. Los anti-bitcoiners atacan a Bitcoin siempre desde una posición de ignorancia. Respetaría mucho más las posiciones de los anti-bitcoiners si entendieran qué es Bitcoin y, aún así, pudieran darme una razón válida de por qué no les gusta. Pero lo cierto es que ni lo hacen ni pueden hacerlo.

Estos rasgos comunes a casi todos los anti-bitcoiners me han ayudado a refinar mi evangelización:

El primer lugar, he renunciado a tratar de convencer a la gente mayor de sesenta años. Con el esfuerzo invertido en enseñar Bitcoin a una persona mayor podría enseñárselo a unos veinte adultos jóvenes. Francamente, la gente mayor no va a salvar el mundo; de hecho, los mayores de 60 años son en gran medida responsables del lio en el que estamos metidos. Aquellos que tengan metidos sus ahorros en metales preciosos, genial: así podrán protegerse del colapso del dólar, y usarán Bitcoin una vez que el resto del mundo lo haga. Y los que tengan sus ahorros en dinero fiat, mala suerte. Ellos pierden, gracias por participar.

Segundo, si discuto con alguien menor de sesenta años a quien no le gusta Bitcoin, lo desafío señalando el hecho de que nunca lo ha usado y no puede explicarme bien qué es ni cómo funciona. Darle a entender de forma educada que, puesto que no tiene ni idea de lo que está hablando, su opinión carece de valor, parece ser una buena estrategia.

En definitiva, creo que la mejor estrategia es ignorar a los a viejos gruñones que se obstinan en su ignorancia y centrarse en las generaciones más jóvenes, particularmente en aquellos individuos que forman parte de la clase productiva. Ignora a los estatistas que dependen del “Estado de bienestar”; ellos no están interesados en dinero honesto.

Bitcoin es para las clases productivas, no para los vividores. Con Bitcoin, los productores en todo el mundo pueden boicotear al dinero fiat y deshacerse de las clases parasitarias de un plumazo.

Centremos nuestros esfuerzos en la gente que realmente importa, y dejemos que el resto se ahogue en fiat.

Leer escrito original, en inglés